A la fecha de escrito esto, es 6 de enero de 2024, y lo único en lo que puedo pensar relacionado a la lucha libre es en qué va a pasar con Cody Rhodes.
Saben, estos últimos meses varias personas han adoptado una perspectiva cínica de la lucha libre profesional, donde lo único que importa es el negocio, el dinero y quién sabe cuántas cosas mas que no deberían ser relevantes para el análisis del pro-wrestling como arte. Yo estoy profundamente en contra de dicha perspectiva porque impide hacer algo que la lucha libre te invita a hacer, valga la redundancia, y eso es creer. En el día a día tenemos que aguantar como fanáticos de la lucha libre el típico «Oh, pero eso es falso” o “Oh, pero no se están peleando de verdad” como intentos burdos en desmeritar lo que nos gusta y lo que nos apasiona.
La mayoría de fanáticos y fanáticas ven lucha libre desde temprana edad, porque al ver lucha libre siendo un infante podemos experimentar la magia del wrestling desde primera fila, que es el ilusionarnos, el soñar con que nuestro luchador favorito se convierta en campeón mundial, y una vez que lo hace, apoyarlo en las buenas y en las malas. Mientras más crecemos esa ilusión se va diluyendo, pero luego vuelve a todo trapo. Para mi, la ilusión de la lucha libre volvió en pandemia, porque la lucha libre me ayudó a creer y a sentirme inspirada en momentos donde realmente no podía hacerlo.
Por eso es que cuando veo a alguien hablar de estadísticas, números, ratings y cualquier otra palabra bonita para seguir lamiéndole las botas a un empresario realmente me pongo a pensar en el estado en que quedaron los fanáticos del wrestling en este último año. Como fuimos observando con las noticias recientes del mundo de la lucha libre, es muy difícil tener un ídolo, una figura en la cual creer y la cual querer que tenga éxito. Es muy difícil tener héroes en una tierra de villanos, pero mientras mas pasa el tiempo y más veo a mis últimos héroes cumplir sus sueños y sus metas, como lo es Eddie Kingston volviéndose Campeón Triple Corona al igual que sus ídolos de All Japan Pro Wrestling, o Tetsuya Naito coronándose en el evento principal del Tokyo Dome y logrando hacer su mítica frase con todos sus fanáticos, más me doy cuenta de que falta uno de esos héroes que, justamente, no terminó su historia.
Lo divertido de todo esto, es que no es mi héroe, pero es el héroe de la gente.
Y lo que es más divertido, es que es simplemente un hombre común. Un hombre común bajo el nombre de Cody Rhodes.
Qué encomienda colosal es cargar un apellido en la lucha libre, ¿no? Y más aún, cargar un apellido de un luchador tan histórico como lo fue Dusty Rhodes. En sí, la idea del legado en la lucha libre se ha manifestado de muchas maneras, algunas por sangre, y otras por conexiones profundas. En WWE, el legado se entiende a través de las familias históricas del pro-wrestling, y las que no son tan históricas también. En la lucha libre hay demasiadas familias que han sido pilares indiscutidos de una industria que tiene suficiente historia para hacer 10 enciclopedias y quedarse corta. Podemos hablar de la dinastía Hart, de los Funks, de los Anoa’i, de los Von Erich, pero en esta historia una sola es la protagonista, y es la familia Rhodes.
A diferencia de las anteriores nombradas, la familia Rhodes es un caso particular. Dusty fue una leyenda absoluta, campeón mundial, histórico de los territorios, pilar de la NWA en su momento y luchador consagrado, pero sus hijos… no la pasaron muy bien. Cargar con el apellido Rhodes fue una cruz para Dustin y Cody, principalmente porque ninguno de los dos era como Dusty, y porque para Dustin su ascenso a la prominencia nunca llegó como tal. En esta familia, Cody fue el que la sacó barata, porque aun si sus comienzos de carrera fueron turbulentos, el hecho de haber apostado por sí mismo y salir a la industria de la lucha libre mundial lo hizo más grande en los ojos de los fanáticos. Y ahora volvió a WWE, y volvió con una sola misión: Ganar el Campeonato Universal Indiscutido de WWE y derrotar a Roman Reigns.
¿Y que es Roman Reigns en esta historia, si Cody es un hombre común?
¿Saben? Es muy interesante analizar a la lucha libre desde una perspectiva infundada en la mitología. Como este no es un arte con nombre y apellido podemos permitirnos agarrar inspiración de todas las variaciones del entretenimiento o de la misma historia para comparar caminos, y dar a entender ideas más allá de la caja. Porque aun si el kayfabe supuestamente está muerto, la época actual que estamos viviendo como fanáticos es una donde las respuestas no están solamente en lo que vemos si no en lo que entendemos y en lo que podemos interpretar. La lucha libre ya ha abrazado esto último, y ha adoptado un método para contar historias que toma inspiración de otros medios. En el puroresu (y más adelante en otro artículo voy a explayarme en este tópico) las historias se cuentan a través de lo que pasa en el ring y en los últimos años, a través de lo que se cuenta en los VTRs, videos promocionales con resúmenes de las luchas.
Para el Main Event de Wrestle Kingdom 18 entre Tetsuya Naito y SANADA, New Japan sacó un video en su canal de Youtube titulado “An 18 Year Destiny” recopilando cada interacción entre Naito y SANADA desde que ambos participaron del mismo tryout en 2005. ¿Acaso Naito y SANADA tenían tantos años de historia juntos? Por lo visto sí, y es eso que demuestra la época que estamos viviendo para el desarrollo de las historias en la lucha libre. Por eso, ¿qué es lo que me impide creer que Cody Rhodes va a perder en WrestleMania o ya de plano ni siquiera va a aparecer? ¿Qué es lo que no nos impide soñar en que Cody, el hombre común, pueda cortarle la cabeza al dragón que sobrevuela la federación de lucha libre mundial?
Roman Reigns no es lo mismo que Cody Rhodes en esta historia. Reigns está en su propio altar, un trono inamovible donde él mueve las piezas del tablero y decide quien va a ser castigado. Su monarquía ha sido desafiada por enemigos, fantasmas del pasado y por su misma familia, pero todos han caído. Todas las leyendas, todos los héroes que pudimos haber tenido y pudieron haber degollado a la bestia fallaron. Hasta el mismo Cody falló. ¿Qué es lo que nos hace creer que Cody realmente va a ganarle?
Es una respuesta sencilla: la ilusión.
Aquel sentimiento que nos hace creer en los héroes en un mundo podrido. Esa cosa que nos permite emocionarnos por cualquier tipo de héroe. Y lo que nos permite empatizar con alguien que fracasó una y otra vez pero sigue luchando para cumplir su sueño. Por eso, y aun si Cody no es de mi agrado, es que puedo escribir esto, porque los héroes en este mundo son pocos, y todos son hombres comunes. Y para la gente que le gusta militar infelicidad y cinismo ya está la vida real, que nos golpea constantemente. La misma vida real que de vez en cuando nos muestra pequeños destellos de esperanza y nos permite ver cielos celestes. La misma vida real en la que se encuentran aquellos pocos héroes en los que creemos.
La lucha libre nos permite creer de la misma manera que muchas variaciones del entretenimiento. Si me conoces sabes que me gusta relacionar a la lucha libre con el anime, y he hecho varios ensayos de wrestling tomando gran inspiración de animes que he visto, por eso, y reservándome el derecho a soñar un poco (y tener un poco de inocencia en una comunidad que parece tener un fetiche con ser cínica) que es lo que nos asegura que lo que estamos viendo con Cody no es el mismo camino que tomó Simon en Tengen Toppa Gurren Lagann? ¿Qué es lo que puede afirmar y poner sobre la mesa que Cody no va a poder taladrar el cielo y coronarse con la gloria eterna? La lucha libre, incluso siendo guionizada y predeterminada sigue teniendo un factor de realidad detrás, porque incluso si Fightful reporta el resultado de una lucha, pocos tienen el guion en la mano, y solo uno tiene el cuaderno con el booking. Todos los demás son espectadores, que incluso en la adversidad más grande se permiten soñar con que el mundo les va a dar algo para creer, y alguien en que depositar nuestra fe. Si ese alguien es Cody Rhodes, hijo de un hombre común, que así sea.
Si a Eddie Kingston le tomó 21 años terminar la historia, ¿por qué Cody no puede terminarla en uno? Si a Kenta Kobashi le tomó 13 años terminar la historia ¿por qué a Cody no le puede tomar un año? Si a Hangman Page le tomó 2 años terminar la historia, ¿por qué Cody no puede lograr lo imposible? Si a Kenny Omega le tomó un año para terminar su historia en frente de Kazuchika Okada, ¿que nos dice que no podría pasar lo mismo con Cody, enfrente de Roman Reigns? Después de todo, “Change the World” suena como “Finish the Story”, y si Cody gana en WrestleMania, cambiaría el mundo.
Así que sí, Cody Rhodes tiene que terminar la historia. Y lo tiene que hacer en WrestleMania.
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