Falta poco más de una semana para WrestleMania 35, por lo que he decidido que la elección más lógica para continuar con La vista atrás era WrestleMania 34. Un show lleno de altibajos que, viéndolo un año después, acabo quedando como algo mediocre. No obstante hay combates que he disfrutado mucho volviendo a verlos y que ardo en deseos de comentar.
El show abrió de una de las mejores formas posibles: con el enfrentamiento a tres bandas entre The Miz, Finn Bálor y Seth Rollins por el título intercontinental. Era la sexta vez que este campeonato estaba en el opener de un WrestleMania, incluyendo WrestleMania X-7, del que hablé la semana pasada. Estos tres hombres dieron un combate muy dinámico y emocionante, en el que destacaron la siempre sobresaliente interpretación del personaje de Miz y la capacidad atlética de Bálor y Rollins. Tras unos momentos finales emocionantes, este último logró ganar el combate y el cinturón, convirtiéndose en campeón Grand Slam de WWE (al haber levantado anteriormente el título por parejas, el de WWE y el de los Estados Unidos).
Tras un opener bastante bueno, vendría el que para mí fue el combate de la noche: Charlotte Flair vs Asuka por el título femenino de SmackDown. Charlotte, el intento de ace femenino de WWE se enfrentaba a una Asuka que venía de mantener durante más de dos años una racha invicta y acababa de ganar el primer Royal Rumble femenino de la historia de la empresa. Cuesta creer que un combate de esta importancia tuviera un lugar tan bajo en la cartelera, pero esto no fue impedimento para que dieran un auténtico combatazo. Asuka estuvo más dura que nunca y Charlotte logró solucionar sus problemas con el selling para hacernos estar seguros de la victoria de la japonesa. Sin embargo, esto no ocurrió, ya que la campeona derribó a su rival con una brutal spear, seguida de un Figure 8 que le obligaría a rendirse.
Tras un inicio genial del show, tuvimos el combate por el título de los Estados Unidos. El campeón, Randy Orton defendería ante Bobby Roode, Jinder Mahal y Rusev, incluido por presión del público. No se puede destacar prácticamente nada de este combate, que brilló por su falta de spots y emoción. Como guinda final, Mahal consiguió el título cubriendo a Rusev, lo que dejó a un público muy descontento.
Sin embargo, se le venía algo realmente bueno a este público cabreado. Un combate mixto, estipulación que no ha traído grandes combates a WWE, unía a Triple H y Stephanie McMahon por un lado y a Kurt Angle y una debutante Ronda Rousey por otro. La edad de los hombres y la falta de continuidad en el mundo del wrestling de las mujeres nos hizo esperar lo peor a muchos, pero recibimos una muy grata sorpresa. Angle y Triple H no son los más ágiles del roster a estas alturas, pero cumplieron realmente bien con su parte y Ronda lució realmente genial, dominante frente a Steph e incluso frente a su marido. El resultado fue un combate muy interesante y entretenido, disfrutable por cualquiera que lo vea.
La noche continuaba con un combate a tres bandas por el título por parejas de SmackDown. En él se enfrentaron los Usos, New Day y los Bludgeon Brothers. El objetivo principal de este combate fue elevar a estos últimos como un tag completamente dominante. Aplastaron a sus rivales en poco más de 5 minutos, conquistando los títulos. Una pena que este proyecto acabara fracasando por culpa de las lesiones.
Llevaban mucho tiempo jugando con la posibilidad de que John Cena y Undertaker se enfrentaran en WrestleMania. Esto alargaron los rumores hasta la propia noche del show, donde se apagaron las luces y apareció… Elias. La genial decisión de WWE provocó un abucheo y la aparición de Cena para apalizarlo, pero entonces aparecieron la capa y el sombrero que dejó Undertaker el año anterior en el ring. Tras esto se personó el propio hombre muerto y tumbó a Cena en un squash. Un momento muy especial en el que el fenómeno pudo resarcirse de sus dos derrotas recientes en WrestleMania.
Detrás de este gran momento tuvimos otro gran momento: el regreso de Daniel Bryan al ring. Shane McMahon, su compañero, le esperaba en el ring, pero cuando iba por la rampa fue duramente asaltado por sus rivales, Kevin Owens y Sami Zayn. A partir de aquí, la dinámica del combate pasó a ser un asalto de los heels a Shane, mientras que se jugaba con la posibilidad de que le diera el hot tag a Bryan. Cuando lo logró, el público enloqueció por completo con el despliegue ofensivo de Daniel, que le acabaría dando la victoria a su equipo entre aplausos. El combate no fue nada del otro mundo, pero todo mereció la pena por ver a Bryan de nuevo en el ring.
El combate por el título femenino de RAW no tuvo nada que ver con su equivalente de la marca azul. Alexa Bliss y Nia Jax dieron un choque totalmente carente de emoción. Tras unos 10 minutos que se hicieron largos, Nia ganaba el título femenino de RAW en WrestleMania, pero en un combate completamente prescindible e irrelevante.
Al público, frío tras el anterior combate, le tocaba entonces presenciar el combate por el título de WWE. Por segunda vez en sus carreras y por primera vez en WWE, AJ Styles y Shinsuke Nakamura se veían cara a cara, esta vez en el mayor escenario de todos: WrestleMania. La empresa vendió el combate como un dream match, pero su nivel distó mucho de su enfrentamiento anterior en NJPW. Tuvieron unos primeros minutos muy intensos, pero el combate fue reduciendo su intensidad, llevando a una parte central bastante aburrida. Esto remontó con el trabajo de AJ a la pierna de Nakamura, con un gran selling del japonés, y un spot bastante interesante para cerrar el combate. No obstante, no fue el gran choque que muchos esperaban, por lo que la sensación general era de decepción.
Como forma de rebajar el tono antes de main event, tuvimos el combate por los títulos por parejas de RAW. The Bar defendían los títulos frente a Braun Strowman y un compañero a su elección. Todos quedamos sorprendidos cuando Braun decidió entrar a la zona del público y escoger a un niño para que fuera su compañero. Tras un combate muy corto, que, lógicamente, fue más un handicap que otra cosa, Braun y Nicholas (el niño) ganaban los cinturones. Aunque tengo ideas contrapuestas sobre esta decisión, la verdad es que fue un momento bonito, que seguro que Nicholas nunca olvidará.
Y, finalmente, teníamos el main event: Brock Lesnar vs Roman Reigns con el título universal como objetivo. El mismo que fue un gran combate tres años atrás, en esta ocasión fue un completo desastre. El desarrollo del combate se vio mucho menos duro y pasó de ser un brawl con una gran psicología a una mezcla sin gracia de german suplex, superman punches, F5s y spears hasta el final del combate. Si bien lo anterior había sido malo, en el final pasamos de la obra maestra de bookeo que fue el final de WrestleMania 31 a un falso final con dos spears seguido de un F5 que sacaba a Lesnar aún como campeón mundial. A día de hoy es incomprensible cómo pudo funcionar tan extremadamente mal el desarrollo del combate y aun más el resultado, simplemente para alargar el reinado de Lesnar y retrasar la victoria de Roman.
En conclusión se puede decir que quedó un WrestleMania bastante mediocre. Una noche que empezó muy bien se torció hasta el punto de darnos un main event horroroso que empañó buena parte de los méritos de este show. Nos dio momentos que recordemos durante mucho tiempo, pero seguramente cuando me pregunten sobre WrestleMania 34 en unos años, solo me quedaré con la imagen de un evento mediocre con un main event lamentable.