Analizando la situación entre WWE y Arabia Saudí.
La relación entre WWE y el gobierno de Arabia Saudí empezó en marzo de 2018. Las autoridades saudíes trabajan desde hace unos años en Saudi Vision 2030, un programa que pretende realizar ciertas reformas estructurales en el país, tanto sociales, como económicas. Esto daría para otro artículo, pero lo cierto es que están poniendo bastantes trabas al progreso que ellos mismos pretendían generar. No obstante, en los casi dos años de relación entre la empresa de McMahon y el gobierno saudí, se han producido distintas polémicas e incluso, algún que otro desplante, que ha provocado altibajos importantes en su asociación.
Para ponernos en contexto, hablemos brevemente del acuerdo: un montante exacto desconocido (+500M$) por 10 años de duración, con dos eventos en pago por visión anuales celebrados en el país.
Esta relación comercial iniciaba en abril con The Greatest Royal Rumble, el primer evento PPV de WWE en Oriente Medio, concretamente en la ciudad de Jeddah. Con este evento llegó la primera polémica: las autoridades locales vetaron la posibilidad de que se celebrasen combates femeninos en el evento debido principalmente a las costumbres y leyes saudíes.
Esto chocaba frontalmente con los principios de la compañía, que estaba reforzando en los últimos años la imagen de sus luchadoras y del wrestling femenino, aunque por supuesto también chocaba con los valores de la gran mayoría de los aficionados a la lucha libre que veían esto como una aberración. La situación fue muy criticada y, aunque WWE intentó tímidamente hacer cambiar de opinión al gobierno Saudí, finalmente no lo consiguió.
Además de toda esta opinión negativa hacia la compañía, algunos de los propios luchadores de la misma se mostraron en desacuerdo con la decisión: Sami Zayn (de ascendencia siria, un país enfrentado con Arabia Saudí) o Sonya Deville (abiertamente homosexual, criticó el trato a los homosexuales en el país saudí).
A pesar de la mala imagen que el evento reportó a la compañía, WWE decidió continuar con su alianza estratégica y, en el mes de octubre, se programó el segundo evento de 2018, Crown Jewel, esta vez en Riad. Parecía que las aguas se habían calmado, pero un mes antes del evento se reportó la muerte de Jamal Khasoggi, periodista del Washington Post, que había sido un firme opositor del régimen saudí. Su muerte se produjo en la embajada del país árabe en Turquía y, finalmente, el acto fue declarado por la comunidad internacional como un asesinato, perpetrado presuntamente por el régimen de Arabia Saudí.
Esto provocó un terremoto mediático que salpicó a decenas de empresas y gobiernos, que decidieron, en su mayoría, romper unilateralmente sus contratos y acuerdos con el gobierno saudí. No obstante, WWE decidió no hacerlo y celebrar Crown Jewel. A esto se sumó que ahora más luchadores se negaban a viajar, ya que, además de Sami Zayn, John Cena o Daniel Bryan, estandartes de la empresa, no quisieron formar parte del evento.
Tras esto, WWE decidió no programar ningún evento en Arabia Saudí hasta junio de 2019, 6 meses después del anterior. Allí se llevó la segunda edición de Super Showdown (que en primera instancia se celebró en Australia). Como en los anteriores, ciertos luchadores se negaron a viajar o no pudieron hacerlo, como es el caso de Aleister Black, que por el significado de alguno de sus tatuajes no podía competir allí (a pesar de que tampoco quería hacerlo).
Tras varias intentonas fallidas, en Crown Jewel 2019, y con mucho suspense (Lacey Evans y Natalya viajaron sin saber si el combate se podría celebrar) se disputó el primer combate de wrestling femenino de la historia de Arabia Saudí. De esto se aprovecharon todos, tanto los Saudíes que mostraban cómo abrían sus mentes y empezaban a permitir una evolución real en la mujer; como WWE, que se apuntó el tanto de haber peleado para conseguir un hito realmente histórico.
No obstante este evento tampoco estuvo exento de polémica, ya que tras el mismo se retuvo en el aeropuerto a los luchadores durante más de 10 horas, lo que les impidió llegar al evento de Smackdown a tiempo, que se celebraba al día siguiente en Estados Unidos. Además, se cuenta que Vince McMahon abandonó a sus luchadores marchándose junto a Brock Lesnar y una parte de la expedición unas horas antes, lo que no sentó nada bien al resto del roster.
Todo esto volvió a provocar que la relación WWE/Arabia se tambaleara, puesto que la compañía decidió no volver a Arabia Saudí. Horas después se rectificó y se produjeron ciertos cambios contractuales (muy beneficiosos para WWE) que les hicieron cambiar de opinión y firmar una renovación del acuerdo.
Todo esto nos lleva al ahora, febrero de 2020, justo antes de disputar Super ShowDown 2020, aunque ahora las circunstancias en las que WWE trata el evento han cambiado sustancialmente:
• Menor promoción:
A falta de una semana para la celebración de Super ShowDown, ni la propia WWE se ha preocupado por publicitar el evento y darle ese estatus de gran evento que sí se le dio en anteriores ocasiones. Eso es evidente. Salvo la aparición de Hulk Hogan para intentar levantar el combate entre Goldberg y Wyatt, que ya de por sí me parece un despropósito, no ha habido un despliegue muy especial. La mayoría de combates se han anunciado durante los shows semanales con infografías y sin darle demasiada importancia. Para mi, al menos este Super ShowDown, tan inmerso en el Road to Wrestlemania no le ha venido bien ni a WWE, que además tiene Elimination Chamber a la vuelta de la esquina.
• Cartelera de relleno:
Con esto me refiero a con más relleno de lo que ya es habitual. Sin ir más lejos, en el pasado Crown Jewel, WWE bookeó un cambio titular en el Campeonato Universal: Bray Wyatt derrotó a Seth Rollins alzándose con el título y llevándolo a SmackDown. Si miramos los dos grandes combates de la noche, ni Ricochet tiene la más mínima posibilidad de ganar a Lesnar, ni Goldberg tiene ninguna opción de vencer a Bray Wyatt, por lo que más que un PPV, podríamos catalogarlo como un house show a lo grande. El único cambio titular que podría esperarse sería el Campeonato en Parejas de Smackdown, pero habrá que ver qué sucede.
• Roster molesto:
Gran parte del roster que asistió al pasado Crown Jewel seguía sin estar de acuerdo con tener que volver y aunque no se negaban a hacerlo WWE ha optado por reducir el número de luchadores y de staff que se llevan al evento por varios motivos. Primero, facilitar la salida de Arabia; después, cubrir sus espaldas en caso de que se vuelvan a dar problemas el día anterior a SmackDown; y por supuesto, evitar más empleados descontentos con la gestión de la compañía.
Por ejemplo, para que entendáis a lo que me refiero, en Crown Jewel intervinieron en pantalla más de 60 personas (entre wrestlers y managers). Para este Super ShowDown están programados 24 luchadores (esta semana se podrían confirmar varios más), pero en ningún caso se va a llegar a la cifra del evento anterior.
En definitiva, no le auguro un gran futuro a esta relación comercial. Sus altibajos y todas esas polémicas que hemos comentado anteriormente la han ido desgastando, y hasta la renovación de contrato que se llevó a cabo tras Crown Jewel sonó a un pleito entre las partes. Como se suele decir… Lo que mal empieza, mal acaba.
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