El mundo está lleno de odio. ¿También es necesario que lo esté el mundo del wrestling?
Una de las frases que más puedo repetir a lo largo de los días viene a decir que los gustos son gustos y por tanto irrelevantes. Están bien para organizarse mentalmente y sugerir, pero poco más. A las claras y hablando en plata: lo que nos gusta a cada uno no importa una mierda. Y aquí yo vengo a hablar de wrestling, pero se aplica a música, cine… lo que queráis.
No confundamos gustos, algo visceral, con la crítica. Es decir, y dicho de una manera muy simple, opinar sobre algo con argumentos. A todos nos gusta algo que criticamos negativamente y seguimos vivos y felices en nuestras contradicciones.
Una vez expuesto todo esto, ¿por qué nos tenemos que odiar entre seguidores de algo tan bonito como el wrestling? Ok, el deporte genera mucha pasión y por tanto reacciones extremadamente emocionales, pero, por lo menos a priori, una empresa o un luchador, no son equipos de fútbol. Pueden gustarnos y en ambos casos, nos gustan muchas. Podemos disfrutar de los combates entre nuestros luchadores favoritos, y también de las peleas en los despachos. Pero no, por alguna razón, este pensamiento tan hippie, buenrollista, o como queráis llamarlo, no es para todos.
Dividiré a estos fans de la lucha libre en varios grupos: los de WWE por encima de todo, o AEW, o sólo indies, o eso no lo veo porque hay volteretas… Y así. Evidentemente que cada cual tiene sus preferencias, y lógicamente cree que son las mejores, nadie va a creer que sus gustos son malos, sería de inframentales. Pero hay un abismo entre preferir una cosa y hacer de menos las demás.
Aunque ha ocurrido desde que el wrestling es wrestling, el nacimiento de AEW fue en un mundo dominado por redes sociales, algo que no pasó en el momento de las ‘Monday Night Wars’ o con el apogeo de las indies comandadas por ROH, ni tampoco con los primeros años de TNA. Así que, para sorpresa de nadie, empezó una guerra, que aún continúa cuyos campos de batalla son Twitter, Reddit, etc., más tóxica que una química.
El nivel de los contendientes, me vais a permitir que sea tajante, es lamentable. Unos llamando empresa de camisetas a AEW. Otros comparando constantemente ambas compañía, aunque supuestamente no ven nada de lo que hace una de ellas. El luchador que antes odiaban pasa a ser un héroe cuando ficha por el otro bando. Y tal decisión, excelente cuando es ejecutada por unos, es horrible cuando los otros la calcan.
Es imposible abstraerse de esta caterva de pseudo amantes del wrestling. En vez de alegrarse porque los miércoles había cerca de millón y medio de personas viendo uno u otro show, se pegan hablando de audiencias y demográficas como si realmente supieran interpretarlas. Hacen el vacío a una de las dos empresas pero al final están más atentos a esa para sacar pegas y más pegas.
Al menos una pequeña mención se merecen aquellos que hacen gala de su gusto por las empresas independientes: no sois superiores por verlas. BLP, GCW, Beyond y demás, no va a pasaros de haceros un retuit. No estáis salvando el wrestling de lo que supuestamente haya que salvarlo.
A mí esto, aparte de asco, me da mucha pena. No solamente por la rabia que se ve en cada comentario de estos grupúsculos, sino porque no disfrutan el wrestling, lo padecen.
Tocaría hablar de mis gustos aquí. De que yo veo esto, lo otro y lo de más allá, pero seré realista, a nadie le importa. Además, vuelvo a la idea del principio, los gustos son irrelevantes. Lo que probablemente no debería serlo es convivir en paz. No nos vamos a matar aplicándonos suplex virtuales o golpeándonos con superkicks online, pero creo que nos haríamos todos un favor si, aunque se critique, respetáramos aquello con lo que cada uno se divierte. Si dejáramos de soltar bilis porque aquel, que en realidad no nos importa lo más mínimo, prefiere a ‘nuestra’ competencia. Dejemos atrás el odio. Podemos llevarnos bien.
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