Los Tampa Bay Vipers volvieron a perder en Seattle en un partido que deberían haber ganado.
Van dos partidos de la XFL y los Vipers han ganado en ambos en yardas a su oponente para caer en puntos, esta semana siendo su oponente Seattle. El equipo de Tampa volvió a dominar el partido pero la realidad es que nunca dio sensación de ganar gracias a la inestabilidad que provoca su banquillo. En una decisión extraña, Trestman usó durante todo el partido a dos QBs. Cornelius y Flowers se fueron intercambiando a pesar de sus evidentes diferencias. Y con ninguno de los dos el ataque funcionó, igual que pasó con Murray.
Y es que hay que plantearse que a lo mejor The Trestman Experience es un desastre. Porque de los tres qbs que hemos visto, la suma de TDs es 0 y la cantidad de intercepciones aumenta, con 3 en este partido. El problema es gravísimo si pensamos en anotaciones. El ataque de Tampa ha anotado 6 puntos (dos FG) en dos partidos, lo mismo que la defensa con un buen pick-six hoy de Tarvarus McFadden. Pero es que aún con eso, el equipo ha tenido opciones de ganar hasta la última jugada, y en todas ellas han desaprovechado la oportunidad.
Tampa no quiere ganar.
Y es que el partido empezó con una intercepción a Cornelius que provocó que fuese sentado, pero los Dragons no se aprovecharon. Incluso al descanso y a pesar de la falta total de ataque, los Vipers se iban ganando 3-0. Todo hacía indicar que el partido estaba sentenciado cuando la segunda parte arrancó con el pick six anteriormente mencionado de más de 60 yardas pero todo iba a cambiar. Primero una bomba de Silvers a Reynolds acercaba a los Dragons en el marcador y luego llegaba el festival del humor.
Flowers es un RB y fue firmado como tal aunque haya sido un QB en universidad. No está para jugar de QB. Le pones de QB en tu propia endzone cuando tu línea ofensiva está siendo superada por todos los frentes. Y Tresman se sorprende por una intercepción directamente en la endzone de Vipers de Marcell Frazier. A partir de ahí, Tampa ni estuvo ni se la espero, con una conversión completada y con Seattle comiendo reloj como quisieron.
Y todo esto viene de una Seattle abiertamente incapaz de usar su juego de pase, con un Silvers totalmente maniatado. Pero aún así, los Vipers tenían una opción de ganar en los instantes finales del partido. Con 17-9 en el marcador, un último drive acabó con un pase de Cornelius dentro de la endzone que hubiera sido TD si no fuese por el claro empujón del receptor al defensa. Interferencia ofensiva, balón a la yarda del 28 y Cornelius solo pudo buscar la endzone para que Kyle Queiro cerrase el partido con otra intercepción. Los Vipers son especiales, pero en el peor sentido de la palabra.