Después de unas vacaciones alejado del teclado en cuanto a escribir artículos sobre wrestling se refiere, vuelvo como Donald Glover en aquella escena de Community en la que trae pizza y se sorprende por lo que ve al cruzar la puerta: la casa en llamas y Pierce tumbado en el suelo con la pierna agujereada por una bala. La única reacción posible es otra imagen, la de ‘This Is Fine’, que ilustra esta pieza.
WWE lo ha vuelto a hacer: se ha dedicado a realizar una nueva ola de despidos, ha errado en algunas decisiones en Summerslam y ha puesto su mira en NXT, que de momento todo es muy convulso y lleno de rumores como para sacar conclusiones. La única posible es que el proyecto de Triple H se distanció en exceso de lo que el roster principal ofrecía –además de dejar de servir como azote a la escena independiente y All Elite Wrestling tras perder la guerra de los miércoles– y necesitaba volver al camino unidireccional hacia el ascensor de Raw o SmackDown.
Una nueva visión supervisada por Vince McMahon que, a pesar de que en el día a día siga gobernada por los de siempre, promete varios cambios visuales que alejan al aficionado del sentimiento de pertenencia con el nuevo logo y el rap de Wale. Sustituir el rock por los tonos más urbanos, la oscuridad cada vez mayor por una posible subida de la factura de la luz y luchadores consolidados reemplazados por inexpertos, sin apenas background o directamente sin él. Una apuesta arriesgada, pero una apuesta que antes ya resultó eficaz.
No obstante, no quiere decir que si un indie darling se pone a tiro no se le vaya a fichar: si hay interés por parte de la directiva porque cumple con sus parámetros, la oferta será realizada.
El 14 de septiembre es la fecha elegida para conocer un poco más, apenas semana y media, pero no es una buena señal que el plantel de la marca negra y dorada –ahora ¿multicolor?– esté igual de perdida que el espectador, menos lo es el posible despido de los luchadores que más tiempo lleven en el show. Aunque el contraste con las recientes palabras de Tommaso Ciampa tal vez nos da una pista de cómo se vive este cambio en el vestuario de NXT. Tal vez, o tal vez sea un falso sentimiento de calma.
Todo lo contrario a lo que sucede en los terrenos de Tony Khan. AEW parece un vergel y su tercera hora televisiva con AEW Rampage cosecha buena audiencia y ha conseguido, tras meses y meses de charla y persuasión, volver a enamorar a CM Punk de su primer amor. Un regreso similar en algunos aspectos al de Michael Jordan, donde tendremos sus últimos bailes en una empresa que se centra en el wrestling y no deja de lado al aficionado.
El millonario lanzó la pista, el rumor se expandió y la bola se hizo tan grande que, en caso de no ser cierta, pudo suponer el hundimiento paulatino de la empresa antes de cumplir los tres años. El júbilo al escuchar la canción ‘Cult Of Personality’ de Living Colour y al héroe de Chicago cruzar el túnel derecho del escenario prendió un pequeño en aquellos corazones en los que la pasión por el wrestling se había quedado en meras ascuas. Hay razones para confiar en la empresa y de disfrutar de esta vuelta a la competición siete años después.
Lo que se viene en cuanto a artículos de wrestling
Espero que a Nico no le importe que me tome el primer artículo como calentamiento, muestra de ello es este primerpersonismo que nunca me ha gustado y del que siempre he intentado alejarme. Mi relación con el wrestling ha cambiado, y he dejado de ver (menos la gran parte de los PPVs) todo lo que WWE ofrece en su roster principal. No quiero invertir mi tiempo en algo que se esfuerza en que me aleje cada vez que me acerco a ello.
En cambio, he podido retomar mi interés hacia Impact Wrestling, ver algunos combates sueltos de otras empresas e iniciarme con NWA. No veo todo, intento estar al tanto de lo que sucede en los semanales y observo los enfrentamientos que me interesan o el show especial al completo.
Es por ello por lo que, a menos que tenga cierta relación con NXT o sea un tema que afecta a toda la empresa, sobre los dominios de Vince McMahon no escribiré mucho más. Tal vez esto cambie en un futuro, pero ahora mismo la idea es dejar de ser El Grinch, y si no hay nada bueno que me anime a escribir ahorrar ese tiempo en ampliar las miras.
Por otro lado, eso permite que abra el abanico: habrá una mayor cobertura de AEW, Impact, NWA y combates sueltos que destaque de vez en cuando. Ahora que la pandemia no afecta demasiado a la industria en Estados Unidos y todo va tomando poco a poco la vuelta a la normalidad, se puede juzgar con mayor o menor atino ciertas decisiones y se permite plasmar el interés sobre X o Y talento gracias al público presente. Asimismo, aprovecharé algunos grandes combates que han dejado los despedidos por WWE para ensalzar sus carreras en la empresa.
Vuelvo al trabajo con las pilas cargadas, con ganas de aportar en algunos aspectos. Intentaré no ser tan negativo como en la pasada temporada –si Lo de Évole y Salvados pueden permitirse dividir su producción anual cada vez que descansan, yo también– y aportar un poco más a la comunidad, algo que ha sido y será el objetivo secundario; el principal es mi divertimento, la soltura a la hora de redactar y aclarar las ideas.
Una nueva etapa, como la vuelta al cole, que se presenta tras arrancar la página del agosto más convulso del panorama, con Vince McMahon reafirmado en su nueva amistad con Nick Khan y rota su confianza como el yernísimo Paul Levesque aka Triple H; con Tony Khan inaugurando una nueva carpa y trayendo a una leyenda como CM Punk de vuelta a los grandes focos, sintiendo lo que sentía hace 16 años y volviendo a soñar con las doce cuerdas; con Billy Corgan atrayendo a nuevos adeptos gracias a la producción y la visión de negocio de Mickie James; y Scott D’Amore manteniendo el buen nivel de su show contra viento y marea, favorecido por la apertura de la forbidden door con talento de NJPW y AEW luchando en su cuadrilátero.
Nos vemos cada domingo y nos leemos cada semana en el mismo rincón de siempre. Espero que disfrutéis tanto como lo hago escribiendo estas líneas. Y, por supuesto, el wrestling está para olvidarnos de los problemas de la vida real, no para aumentar el peso de la mochila de malos pensamientos que tenemos en nuestro día a día. Pensad en ello.
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