El nuevo presidente y director de ingresos de WWE Nick Khan podría emular a Nick Furia y Batman y emprender, en un futuro, una iniciativa que ponga a la empresa en el mismo modelo de negocio que Marvel o DC. Suena descabellado, pero no lo es tanto
A Nick Khan le falta un parche en el ojo y vestir de negro para parecerse a su tocayo de las películas y cómics de Marvel. Y es que el presidente y director de ingresos de WWE se ha mostrado abierto a hacer crecer a la empresa a niveles de Disney o ‘La Casa de las Ideas’, volverlo más mainstream y enfocar el producto hacia un modelo más de explotación de la propiedad intelectual (los personajes que la empresa haya desarrollado o tenga registrados) transformándolo en series, películas, merchandising o videojuegos. Todo esto dejando a un lado el modelo principal y abarcando la repetición de la historia ya contada en un nuevo medio.
Para aquel que le suene a chino se lo resumo: Nick Khan quiere hacer su propia iniciativa ‘UCWWE’. Y Vince McMahon está a favor de la transformación, sea de esta forma o como resulte más atractivo para futuros negocios o inversores. En Marvel hace tiempo que dejaron de sostenerse con la venta de cómics y parece que WWE va por el mismo camino. Es decir, abandonar el sports entertainment por narrar el ascenso de, qué se yo, Hulk Hogan en la gran pantalla (algo de lo que ya se habló antes).
En febrero de 1997 Marvel estaba en bancarrota por la subida del precio de los cómics y algunas malas decisiones financieras, por lo que malvendieron la propiedad intelectual de algunos de sus superhéroes a estudios de cine para convertirlas en películas de éxitos. Muchas de ellas lo hicieron, pero el trozo de tarta que se llevaban era ínfimo comparado con los beneficios que se llevaba 20th Century Fox, Universal o Sony. No obstante, le sirvió para recuperar el capital perdido y preparar, junto a Kevin Feige, el lanzamiento de sus propias películas, iniciando así con Iron Man en 2008 el Universo Cinematográfico de Marvel.
Nick Khan buscaría adelantarse a esto, vender las propiedades intelectuales al mejor postor para crear todo tipo de productos multimedia. Porque los luchadores no se diferencian en exceso de los superhéroes de los tebeos. A pesar de que no tengan poderes, son atletas superiores al ciudadano de a pie, que viven la lucha infinita entre el bien y el mal cada uno desde su frente, transmitiendo unos valores poco a poco más difíciles de mantener al pie de la letra y no cesando en levantarse cada vez que caen ante su enemigo.
Las historias del cuadrilátero tal vez pequen de antiguas comparadas con los tebeos, formando parte de la edad dorada de los superhéroes más que de la actualidad, ya que no siempre trasladan los problemas reales de la actualidad a la storyline por el campeonato. Es complicado contraponer el Estados Unidos progresista con el más conservador de Trump, pero puedes crear personajes conspiranoicos o a soldados de la justicia social.
Suena descabellado para todo aquel que se resista a dejar de ver las luchas solamente como un circo itinerante o a que se suban al carro personas a través de producciones millonarias que alteran la historia en pos de vender entradas de cine o suscripciones a una plataforma de streaming. Pero no lo es. Marvel, DC y WWE comparten un mismo problema y Nick Khan lo sabe: las ideas se agotan y los relevos no venden como los originales. Steve Rogers es bueno para los negocios, Sam Wilson no tanto; Bruce Wayne es bueno, Dick Grayson no tanto; John Cena es bueno, Roman Reigns no tanto.
Estas industrias escriben historias continuamente y sin descanso durante años sobre un mismo personaje, dibujando o escribiendo etapas que no suponen el final hasta pasados unos años. Los aficionados demandan novedades, sorpresas, caras nuevas y, en definitiva, que sean mejores que la anterior. Somos difíciles de saciar, pero también nos gusta ver de nuevo lo que ya conocemos. ¿Cuántas veces hemos visto el origen de Peter Parker? ¿Y la muerte de los padres de Bruce Wayne? Sigue funcionando económicamente.
Nick Khan quiere renovar WWE para generar más ingresos. Desde su llegada y la venta a Peacock de la WWE Network se han puesto las pilas en contenido para la plataforma, con documentales y programas nuevos más enfocados en aportar y completar la experiencia del fan del wrestling. Han dejado de lado las series de animación como WWE Camp o WWE Story Time y algunas recopilaciones de combates para ofrecer más tertulias, desarrollar a la personalidad tras el personaje, biografías y programas especiales sobre atletas o fanáticos.
Aunque lo más importante han sido los acuerdos con Old Spice y Army Of The Dead, que ha supuesto un buen ingreso de dinero –un millón en caso de la película de Netflix– por vender una historia por el 24/7 durante Fastlane con continuidad en las redes sociales de WWE y un combate en WrestleMania Backlash con zombis alrededor. Asimismo, es de remarcar la inclusión de Bad Bunny desde Royal Rumble a WrestleMania 37 y la introducción de ‘rostros serios’ como el comentarista Adnan Virk para darle un toque más deportivo a Raw. Todo obra suya.
Ceder las mejores storylines de la compañía y quedar saciado a la llegada del postre no debería ser una preocupación con Nick Khan al frente. Sin embargo, habrá que tener cuidado a la hora de echar la vista atrás, puesto que los años dorados del wrestling van unidos a actitudes y problemas en backstage que se han intentado ocultar.
Si están dispuestos tanto la poseedora de los derechos como los protagonistas de la historia real a abrir al mundo estos secretos, tal vez el valor sea mayor. Sin estos elementos muchas historias quedarían vacías en forma. Incluso el hecho de mantener el kayfabe como tal sería perjudicial por la artificialidad de algunos personajes.
Una superproducción con el wrestling como hilo vehicular al igual que en series como GLOW o la futura Heels o entrar de lleno en una historia crepuscular como la de la película ‘El Luchador’ de Darren Aronofsky serían dos buenas formas de explotar las historias contadas y vidas ofrecidas sobre las doce cuerdas.
Nick Khan tiene el apoyo del mandamás, el dinero suficiente y una visión de negocio que de momento ha dado sus frutos. ¿Veremos películas o series sobre personajes históricos de WWE? ¿Compraremos camisetas de la empresa en tiendas de ropa casual? ¿Jugaremos a otros estilos de videojuegos fuera del simulador del WWE 2K o WWE Supercard? La nostalgia siempre ha funcionado, más en las salas de cine, aunque las particularidades de la industria juegan en su contra. “Señor McMahon, ahora forma parte de un universo mayor, solo que aún no lo sabe. He venido a hablarle de la Iniciativa ‘UCWWE’”.
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