«Regal, a gorilla. Eres el siguiente». El hombre termina de atarse los cordones de la bota derecha y, antes de subirse las tiras del singlet rojo, medita. «Con todos los errores que he cometido, ¿se acordarán de mí de aquí a cincuenta años? ¿Cuál es el legado que dejo? ¿Qué tipo de luchador quiero ser? ¿Quién soy? ¿Qué puedo hacer para remediarlo?». Es la noche del 9 de febrero de 1998, WCW Nitro en El Paso, Texas. William Regal, por aquellas Steve Regal, tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su carrera.
El legado de su rival Bill Goldberg se conoce de sobra. Aunque todavía no se ha retirado, se ha convertido en una leyenda gracias a una racha que le puso, para algunos de forma prematura, un escalón por encima de otros combatientes con su misma experiencia. Año y medio imbatido, 173-0 (162-2 en el conteo real), cuatro veces campeón mundial en WCW y WWE.
Sin embargo, sobre la carrera del luchador inglés se recuerda, por la gran mayoría de fanáticos, su faceta fuera del cuadrilátero, sobre todo en su etapa más reciente. Algunos no necesitarán que les refresquen la memoria al mencionar su reinado como Campeón Intercontinental y King Of The Ring de la mano de Layla, tiempo en el que usaba el puño americano para cerrar los enfrentamientos, donde a pesar de su edad seguía ofreciendo calidad sobre la lona. Su trabajo como manager general de NXT desde 2014 hasta el año pasado ha pasado a ser lo más reconocido por los más jóvenes, uno de los mejores trabajos en ese rol en WWE desde Teddy Long.
La semana pasada en AEW Dynamite se pudo conocer más, en boca del propio Regal, acerca de su legado y su relación con Bryan Danielson, de cómo lo considera «el luchador perfecto» y sobre cómo se ha convertido en la estrella que él siempre quiso ser. En esta industria hay dos formas de mantener tu aportación al wrestling, y William Regal entendió que no tendría el aura suficiente como para formar parte del Olimpo de los campeones más laureados, pero podía pasar a la siguiente generación todo su conocimiento, pues ha demostrado de sobra que su arte merecía continuación.
Menciona que no le queda «mucho en este mundo» –no se refería a un deterioro de su salud, sino que a sus 53 años siente que le queda más cerca la muerte; desmiente asimismo cualquier enfermedad o problema–, otra forma de visibilizar su condición de luchador retirado y enfatizar en su nuevo puesto como manager o mentor de Bryan Danielson y Jon Moxley. Incluso puede que de unos cuantos jóvenes también.
Muchas veces el wrestling se relaciona más con el rock que con la música de orquesta sinfónica, pero cuando se habla de atletas muy técnicos el símil siempre se decanta hacia los clásicos. Por eso William Regal es considerado un virtuoso más que un all-star del negocio. Su aportación una vez retirado es mayor que cuando estuvo durante décadas en tours y combates por doquier. Sabe que es una disciplina complicada donde ganarse la vida cuesta, y ha decidido devolver lo aprendido a lo largo de su carrera a todo aquel que ha tenido el gusto de conocerlo.
La lucha libre en un constante debate entre el deporte y el entretenimiento, el teatro y el circo, el realismo y la ficción. Dos visiones enfrentadas que forman el espectro del quién es quién del panorama y que se debate entre la preservación y el éxito. En aquel programa semanal tenía ante él a una megaestrella en ciernes, más espectacular que versado, más show que purista de las doce cuerdas. Sin embargo, transmitiendo su experiencia puede tener un legado menos pomposo, discreto, pero más gratificante.
El paso sencillo sería retirarse, dar por finalizada tu participación, llevarse los secretos a la tumba o mirar por encima del hombro al resto cuando piden consejo tras la pelea. William Regal tiende la mano a quien quiera cogerla, bajo su método, pero efectivo. Como en el origen circense del medio, enseña viejos trucos a la próxima camada, que marcará el devenir del wrestling. Durante años ha ayudado y entrenado a gente como Brian Kendrick, Samoa Joe, CM Punk, Cesaro o Chris Hero (Kassius Ohno). Cuando estás en la cima, por méritos propios, saciarse es lo común, pero si esa oportunidad no llega –en el caso de Regal por problemas con la política de bienestar– y si quieres contribuir la forma de hacerlo es como profesor en una escuela o como entrenador.
El wrestling perdura gracias a nombres como el suyo, que a pesar de adolecer del mal de la fama de todo oficio artístico-creativo, del recelo al estudiante que supera al maestro o del rey que ve amenazado su trono por el nuevo popular talento, se convierten en la base de una nueva generación. En su caso, incluso en la inspiración de su hijo, Charlie Dempsey. Una copia exacta de quien fue su padre, combinando striking y llaveo, entrenado en el dojo de NJPW y con un potencial enorme a su corta edad. Lo demuestra en cada combate en NXT UK.
William Regal ha sido uno de tantos, como Dean Malenko o Lance Storm, que son más respetados y reconocidos dentro de la industria que fuera, en los entrenamientos y en backstage. La gran mayoría de aficionados acabamos olvidando a tantos luchadores que han sentado cátedra porque no han recibido el premio por sus aportaciones. Sucede en todos los ámbitos, pero por suerte, igual que en el pasado miércoles en All Elite Wresting, hay un talento que despunta y se señala a su mentor, haciendo que su legado siga vivo.
Recuerda consultar TurnHeelWrestling para estar al tanto de las últimas noticias sobre WWE, AEW y demás compañías de Pro Wrestling, así como todo lo referente a UFC, Bellator y ONE en nuestra sección dedicada. Además, puedes seguirnos en nuestras redes sociales para no perderte ninguna de las novedades: Twitter, Facebook, Discord, YouTube, Twitch e Instagram.