¿Qué es lo que hace a un luchador el villano o el héroe de la historia? ¿Influye sobre el personaje cómo te manejes en la vida fuera del cuadrilátero? Son algunas de las preguntas en las que ‘Heels’ toma su base para desarrollar la trama.
El top heel Jack Spade (Stephen Amell) es el mandamás, creativo omnipotente y campeón absoluto de DWL –siglas de Duffy Wrestling League–, empresa luchística fundada por su padre Tom ‘King’ Spade y ubicada en un pequeño municipio de Georgia, una de las cunas de la lucha libre profesional. Su hermano pequeño, Ace Spade (Alexander Ludwig), es el babyface, un prometedor exjugador de fútbol americano convertido a luchador que ha logrado llamar la atención de las grandes compañías, pero su inestabilidad mental hace que sea cuestionado como el héroe que es sobre el ring.
La muerte repentina del patriarca de la familia trastocó las vidas de todos sus miembros, lidiando con el legado de una leyenda del wrestling que, como bien es sabido en esta industria, está llena de claroscuros. El espectador de será testigo de cómo gestionan el duelo unos años después de su fallecimiento y qué repercusiones mentales ha tenido en cada uno de ellos el peso de la pérdida.
‘Heels’ trata la lucha libre como elemento vehicular para cuestionar la moral humana, en un sentido bíblico que pasa del Dios-creyente al público-luchador en este Duffy devoto, en un entorno en el que la vida personal de cada uno influye en el personaje que aparenta ser entre las doce cuerdas.
En la escena independiente local los héroes y villanos pueden ser el guaperas del pueblo, aquel que vive en la caravana del parking industrial, la vecina que se saca unos dólares como niñera o el vendedor de cortacéspedes. Esa convivencia y la obligación de preservar el kayfabe marcan la relación con el resto de los ciudadanos, creando disonancias que después se trasladan en abucheos y vítores, incluso en guiones para el próximo show.
Y, por supuesto, entre los propios actores del espectáculo, reflejado de forma magnífica en el trato entre los hermanos Spade. En ‘Heels’, Jack empujó a un perdido Ace al wrestling para reconducir su vida tanto dentro como fuera de DWL y conseguir un beneficio mutuo bajo unas estrictas ‘lecciones de vida’. Todo ello llevado con la naturalidad de un retrato costumbrista, pues fuera del espectro que dibuja la ficción los seres humanos jugamos el papel de tweener.
Una serie en la que la lucha libre vive sus mejores años, encastrada en esta primera temporada en una línea temporal mezclada entre la actual y la de los gloriosos años 80. Su peso en la producción es de acicate para la trama, pero sabe contentar a los aficionados al mundillo.
Luke Gallows, CM Punk, Mick Foley y Luke Hawx son algunos de los rostros reconocibles que dan el salto a esta adaptación, pero también cuida las pequeñas referencias a la historia de este deporte espectáculo. Sobre todo llama la atención el uso de ciertos vídeos de la antigua TNA para caracterizar a la empresa rival Florida Wreslting Dystopia (FWD). Por lo tanto, ‘Heels’ es disfrutable tanto por el más entusiasta como por quien busca una buena historia familiar.
Un proyecto coral en el que los personajes secundarios brillan con luz propia y amenazan con opacar a la dupla de los Spade. Crystal (Kelli Berglund), la valet y novia de Ace Spade y una mente maestra para el negocio que no le gusta hacerse notar; Staci Spade (Alison Luff), quien se cuestionará la vida que lleva con su marido Jack Spade; y Willie Day (Mary McCormack), productora y segunda al mando de DWL, completan un elenco hecho para romper la armadura autoimpuesta por los dos protagonistas y revelar sus verdaderas facetas.
Pero no todo queda ahí, pues es Wild Bill Hancock (Chris Bauer) quien se encarga de revolucionar el cuadrilátero de DWL con su presencia y ‘Heels’ en general. Antiguo rival acérrimo de Tom ‘King’ Spade, dio el salto a las grandes ligas y logró convertirse en una leyenda del wrestling. Ahora vuelve al pueblo que le vio crecer en un intento de recuperar la notoriedad que perdió al más puro estilo de una estrella del rock.
Por otro lado, el guion de ‘Heels’ está lleno de frases lapidarias y un tratamiento de las discusiones entre personajes casi digno de terapia que asusta. Una inteligencia única para resolver las tensiones propias de un drama con la serenidad de una situación fuera del cuadro de la televisión. Se llega a las manos, se grita, pero no se cae en clichés para que los sentimientos florezcan. Si estuviera rodada como un documental pasaría por real.
‘Heels’ ha logrado armar un drama familiar de ocho capítulos de 50 minutos que es capaz de hablar sobre el wrestling para conocidos y desconocidos, con la madurez suficiente para reflejar el trauma de una muerte inesperada y el coste de la pérdida en las vidas afectadas.
Unas personas que viven en la ficción pero que podrían ser cualquiera de nosotros, igual que los héroes y villanos que visten de licra en las funciones nocturnas. Refugiados en un ring para superar las adversidades del día a día, de la misma forma que muchos, sin haber cruzado las cuerdas, han encontrado una vía de escape en este espectáculo de gladiadores. Porque vale la pena poner tu cuerpo en juego por unos minutos en el que sentirse a la par de Dios. Pero una vez que el show termina los problemas siguen ahí. Acuden a la lucha libre en busca de salvación, creyendo que es el camino correcto, alejándoles cada vez más de aquellos que les rodean.
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