Estamos viviendo uno de los momentos con mayor expectación en WWE. Una compañía que se ha acostumbrado, tal vez en demasía, a la decepción de sus aficionados durante sus últimos años. De hecho, WWE siempre ha dejado de lado a los fans que siguen los shows durante los últimos años. Los episodios son evidentes y están ahí: la falta de tacto con Daniel Bryan en 2014 (aunque se solucionase luego), el nefasto bookeo de Dean Ambrose como Campeón de WWE o la derrota de Kevin Owens en Fastlane 2017 son unos ejemplos sencillos y rotundos de fan favourites que desaparecen.
A pesar de lo que pasase a la historia, el poeta Jorge Manrique nunca dijo aquello de que cualquier tiempo pasado fuese mejor. Más bien, él era un optimista y un apasionado del futuro. Un espíritu calcado al de Triple H y su plan. Que parece el del Nano, macho. ¿Cuál es la gran premisa por la que apuesta Hunter? La reconciliación.
Más bien, NXT Black and Gold fue siempre una disculpa a lo que ofrecía el main roster de WWE. Esos TakeOvers son un gran ejemplo. Mientras que WrestleMania 33 fue un evento un tanto errático y con resultados incomprensibles, el de NXT en Orlando nos dejaba combates como aquel entre #DIY, AOP y The Revival. Chicago hacía lo mismo, sin The Revival, para compensar un Backlash en el que Jinder Mahal pasaba a ser campeón mundial.
Esto nos deja claro uno de los primeros matices para entender a la WWE de los últimos años: la de la Network. Aquella que en abril disparaba sus suscripciones, que normalmente eran olvidadas en junio. Lo importante era el público casual. Goldberg, Undertaker, Brock Lesnar… básico y mascadito. Aunque sea a coste de lo que has construido.
Y es que Triple H sabe una cosa. El público que consume wrestling no es tonto, aunque eso pensase Vince. De hecho, la visión de McMahon era clavada a la de los años 80. Sin Internet ni una globalización como la que hay ahora, tú podías echar ladrillos a los cereales, porque se lo comían igual. Ahí primaba más la espectacularización, lo que Bruno Sammartino le criticó, que cualquier elevación del wrestling. Lo hemos visto con Braun Strowman, Omos o Nia Jax: amenazas más vacías que una campaña política cualquiera.
La cultura del hype y la de construcción
Los debuts tan ‘locos’ que está haciendo Triple H cuentan con una doble premisa. Para empezar, en 2022 no vale la espectacularización. Vale el hype, eso que tan bien ha sabido canalizar Tony Khan con sus constantes anuncios en All Elite Wrestling. Hacerte soñar cosas chingonas, como diría Chicharito. ¿Un CM Punk contra MJF? Te lo doy. ¿Que debutan Adam Cole y Bryan Danielson en la misma noche? Sobra decir que sí.
Con Vince a veces han ocurrido momentos así, obviamente. Pero normalmente el fan se llevaba el chasco de esperar y no recibir. En el Royal Rumble de 2022 nos encontramos un claro ejemplo. La mayor sorpresa en la batalla real masculina, la de las grandes locuras, fue que Bad Bunny volvió a lucirse. O alargar eternamente los regresos, como The Fiend en 2021 (solo para despedirle más tarde).
Para Triple H, lo importante es dar. Y aquí llega la segunda premisa. La de construir. La gente no sabe quién es Dakota Kai, vale. Karrion Kross, vale. O incluso Dexter Lumis. No pasa nada. ¡Nadie sabía quiénes eran Seth Rollins, Dean Ambrose y Roman Reigns en Survivor Series 2012! Y para qué saberlo. Si en los próximos meses CONTROL tiene todo el oro, Dexter Lumis es el mayor maniático de WWE y Karrion Kross se codea con Roman Reigns, la gente sabrá quiénes son.
El bueno de Hunter lo hizo, tal vez demasiadas veces, en NXT. Que si Tye Dillinger con el TEN, Shinsuke Nakamura, Bobby Roode, Drew McIntyre, Undisputed Era… y aunque el main roster no sea el mismo, porque es de gente casual, hay que recuperar el nicho. Porque lo importante no es que vengan, es que se queden. Que se queden también los que ven New Japan Pro Wrestling, IMPACT o cualquier otra promoción. Conciliarse, en definitiva, con el fan del pro wrestling.
Sin embargo, Triple H también tiene un problema. Y es que ha echado el champagne a la copa a lo loco. Si lo haces y no tienes técnica, tienes más espuma que champagne. ¿Qué pasará con WWE en los próximos meses? ¿Vamos a tener hype cada semana una vez se acaben los debuts? Tiene el peligro que TonyKhanizarse y agotar la cultura del hype. El fan service funciona, pero con lógica.
Por ahora, le tocará asumir decisiones difíciles, muy difíciles. Con Roman Reigns y su cinturón unificado (y añadiría jaquecoso, porque solo trae problemas). Con los retornos, con nombres como Bray Wyatt. Con la renovación de los contratos televisivos, sobre todo, pues ya no está Vince y él era el maestro en ello. Ahora toca Hulu y en junio de 2023, USA Network y FOX. Tendrá la ayuda de Nick Khan, eso desde luego.
Lo que está claro es que vamos a disfrutar. Los mejores tiempos desde la compra de WCW están aquí. Por lo menos, en el hype. Expect the unexpected.
–Luis Calabor Núñez (@LuigiWrestling)
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