Malakai Black, antes conocido como Aleister Black, ha vuelto a su mejor forma. Todavía a falta de mostrar sus grandes dotes sobre el ring, el neerlandés se siente importante en una empresa que le ha recibido con los brazos abiertos. Tiene el beneplácito de Tony Khan y el bookeo lo demuestra: 2-0 contra Cody Rhodes, pasando por encima de toda la Nightmare Family. Establecido como uno de los heels de la zona midcard, no sería de extrañar que, si la situación perdura y la evolución es favorable, acabe siendo uno de los top heels de una compañía en la que Kenny Omega se encuentra solo en esa posición.
Su entrada enigmática, aura peligrosa y labia malévola solo hacen más que crecer semana tras semana, aparición tras aparición. Manteniendo el personaje en el que tanto trabajó en WWE y del que solo vimos unas viñetas y un ataque a Big E antes de su despido, ha ido revelando nuevos detalles y añadiendo nuevas capas a su ya intimidante figura.
El ojo maltrecho continúa, esta semana tornado en rojo. Alrededor del derecho se extiende la descomposición y la oscuridad con el que una noche de julio se rompió el equilibrio entre el bien y el mal que habitaba en él. Desde entonces, y sobre todo desde su llegada a AEW, el cambio ha sido cada vez más notorio, cada vez más evidente. Si en algún momento quedaba algún atisbo de aquel Aleister Black de NXT, hace tiempo que lo encerró en su ser, pequeño y apagado.
Este Malakai Black no se anda con miramientos, no conoce la compasión. En sus promos habla de sacrificio, de muerte, de violencia. Cuenta historias sobre un caballo cojo al que su dueño debe sacarlo de su angustia con un tiro en la cabeza.
Con el pequeño de los Rhodes con un pie en el cementerio y ciego por el black mist lanzado esta semana –dentro del kayfabe es el resultado de su uso–, todo apunta a que el feudo tiene los días contados, con una clara victoria de la oscuridad sobre la luz. En tierra de ciegos el tuerto es rey. Y será para el beneficio del ‘American Nightmare’, porque quien está haciendo lo correcto, al menos desde su perspectiva, es Black.
Sus referencias a House Of Black incitan a pensar en una nueva facción, tal vez con The Butcher, The Blade y The Bunny en ella, tal vez con Abadon siendo algo más humana que zombi.
Pero si hay algo claro es que está listo para tomar un nuevo camino en su carrera en AEW. En las sombras se pierde el brillo, no su importancia. Miro podría ser el próximo objetivo de la pesadilla real de la compañía de los miércoles en un intento de darle otro aspecto a un Campeón TNT falto de una capa más en sus monólogos: las menciones a Dios, a su mujer y a la redención parecen vacuas.
Un feudo entre ambos donde la divinidad y el servicio del búlgaro hacia su religión se cuestionen ante un Malakai Black que le tiente cual diablo puede ayudar a que su personaje sea más profundo.
Sea lo que sea lo que el futuro le depare, en AEW puede resplandecer con luz propia gracias a un cuidado que el espectador agradece. Despreocuparse por un mal manejo, una desaparición de la programación prolongado o un despido de última hora alivia. Si con CM Punk no fallaron, que de no ser cierto su fichaje/regreso hubiera supuesto la desilusión y la falta de confianza hacia una empresa de solo tres años, con el resto menos.
All Elite Wrestling es una entidad notable, lejos de ser sobresaliente salvo que solucionen el embrollo en la división femenina y el sistema de ranking. Por lo demás es un mero ejercicio de calma, pues la paciencia es una virtud y Tony Khan mira más allá de la hoja del mes del calendario.
El ocultista Malakai Black hoy en día no será uno de los ases de la amplia baraja de los Dynamite y Rampage, pero está camino a ello. Todo gracias a un Cody Rhodes que, como ha hecho en diversas ocasiones, ha puesto su espalda para que otro pueda subir de posición o añadir nuevos adeptos a su fanaticada.
Los logros que se le privaron en WWE los puede conseguir aquí, curiosamente en un territorio en el que el misticismo y los poderes sobrenaturales no encajan, donde se cuestiona si es una forma de amedrentar a sus rivales o un señor de las artes oscuras.
Con una presentación épica, una entrada cautivadora y un estilo diseñado para llevar el sufrimiento a cada parte del cuerpo del oponente, acompañado o en solitario, su trayectoria en AEW tiene vises de ser la que por fin le ponga el sobrenombre de superestrella. Aleister Black/Malakai Black ha resurgido, y no estará satisfecho hasta sentarse en lo más alto, en el trono de oro, dejando tras de sí una hilera de cuerpos agónicos.
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