Las lesiones, la falta de público, la baja experiencia en el ring o en televisión, las fronteras cerradas… un cúmulo de situaciones que ha propiciado que las mujeres de AEW sean actrices secundarias. ¿Qué es lo que les impide adecuarse a la corriente actual?
Es fácil identificar las debilidades y fortalezas de AEW. Centrados en la lucha y con algunos segmentos más propios del entretenimiento –magnificado con la pandemia–, su apuesta diferencial al resto de competidores y sobre todo a la de la guerra de los miércoles es su división por parejas. WWE NXT ha descuidado este aspecto durante los últimos cinco años al no haber encontrado los recambios necesarios para suplir a la Santa Trinidad formada por American Alpha, The Revival y #DIY: un grupo de luchadores que ofrezcan clásicos instantáneos cada vez que se enfrenten entre ellos. Cada año ha ido surgiendo algún tag team interesante, pero la barra nunca ha vuelto a los niveles de aquellos tiempos.
En la actualidad la gran baza para atraer al espectador a la marca amarilla es la división femenina, ofreciendo siempre a grandes personajes, historias interesantes y combates emocionantes. Tras algo más de dos años, la empresa de Tony Khan ha intentado por todas las maneras posibles tener una plantilla con la que codearse con su enemiga en la parrilla televisiva, aunque siempre ha surgido algún inconveniente entre medias. ¿En qué han fallado para que no se las consideren #AllElite?
A pesar de que la mayor parte de su vida haya existido dentro de la pandemia por Covid-19, el millonario hijo del dueño de los Jacksonville Jaguars y el Fulham de la Premier League ha puesto medios para poder aupar una división que deja mucho que desear. Dos grandes puntos a favor han sido traer de vuelta a joshis al televisor del estadounidense, como ya hicieron WCW o más recientemente ROH, o la elección de sus tres primeras campeonas. Por otro lado, un aspecto positivo serían los torneos realizados tanto este año como el anterior, aportando ciertos enfrentamientos atractivos y una exposición grande a la mayoría del grupo.
Por muy bueno que parezca su ejecución en ambos casos –a la espera de conocer qué sucede con la ganadora del AEW Women’s Championship Eliminator Tournament de cara a su combate con Hikaru Shida en Revolution–, la elección de retransmitir la gran mayoría de las luchas a través de YouTube perjudica la exposición de sus participantes y el prestigio que se espera de una competición de tal tamaña.
Dejando de lado si Las Sicarias han servido a su propósito como ganadoras de la copa, esto está ligado con el tiempo en pantalla que goza la división de mujeres de la principal empresa por audiencia en la guerra de los miércoles. AEW solo dedica un combate al talento femenino a lo largo de las dos horas de programa que emiten (a veces incluso con un vídeo o segmento extra).
Por supuesto, Dark acoge más choques de mujeres; sin embargo, la relevancia de la victoria, normalmente ante alguien inferior, y la duración no hacen justicia. Dark Elevation será otro espacio para ellas, pero ¿cometerán los mismos errores que con el espectáculo de los martes o relegarán la división a un plano terciario brindando un único duelo por noche?
Sorprende, sobre todo, sabiendo que AEW ha creado ‘AEW Heels’, una plataforma de pago para que las aficionadas a la lucha libre tengan un espacio seguro donde puedan compartir sus opiniones e impresiones sin miedo a ser juzgadas o tratadas de forma diferente por el simple hecho de ser mujeres. En la joven vida de la compañía de Tony Khan solo ha habido dos semanales con más de una pelea. Ya es hora de ir rompiendo este círculo vicioso y adecuarse a los estándares de tanto tu máximo rival como la escena independiente. Lo comentaba estos días en un hilo en mi cuenta de Twitter:
La razón de no darles tanto tiempo en pantalla puede deberse a la poca experiencia de muchas de las competidoras sobre el ring y de otras cuantas a que se estrenen ante una arena llena de cámaras. A pesar de no ser un gran reflejo de la confianza o las oportunidades de la división, a su favor hay que señalar que gran parte de los luchadores tampoco han tenido ocasión de probarse frente a una emisión en directo y tal vez hayan optado por entrenar a los hombres primero y después a las mujeres.
El grueso de la plantilla sigue siendo masculina y la norma en el wrestling se mantiene en dar un amplio espacio a ellos, supuestos artífices de las ventas de boletos. El día que el wrestling femenino ocupe la mitad o sea mayor en número en la cartelera (que no una completa) otro gallo cantará. Posiblemente a partir de este año empecemos a encontrar en un espacio digno más pugnas entre mujeres en AEW Dynamite dado que los Jungle Boy, Private Party o Darby Allin de turno han tenido tiempo para adaptarse a las exigencias que implica luchar para el público del sofá y no el del estadio.
El hecho de no tener historias interesantes tampoco ha sido de ayuda. Hikaru Shida pacta los retos por su campeonato casi por decisiones arbitrarias cuando existe un sistema que te obsequia con una oportunidad titular a medida que escalas puestos. Hacerlo a través de una entrevista en backstage tampoco lo es. Llegaremos a AEW Revolution con total seguridad con un solo careo entre la ganadora del torneo y la poseedora del oro en el miércoles de la misma semana del evento especial, y así ha sido a lo largo de gran parte de las rivalidades.
La excepción, como era de esperar, es Britt Baker, que surgió cual oasis del desierto para convertirse en el comodín de Tony Khan tras la avalancha de lesiones. Sin lugar a duda el mejor personaje y quien sí configura una storyline más elaborada con sus adversarias. ¿Fuera de ahí? Poco o nada.
Y hablando de lesiones, el desgarro del ligamento cruzado anterior de Kris Statlander el verano pasado volvió a trastocar los planes que tenían con la marca. Si ya era suficiente con los vuelos de las joshis cancelados, tener que detener la gira y establecerse en el Daily’s Place, la falta de público y el coronavirus pululando de persona a persona, la baja a largo plazo de la cara y la principal apuesta de AEW para su división supuso una piedra más en el camino.
La solución pasó por el acuerdo con NWA –actualmente en dique seco–, la construcción de Anna Jay, el fichaje de Serena Deeb y la incorporación de la esperada debutante Jade Cargill. La campeona de la histórica empresa de los Estados Unidos Thunder Rosa y la veterana luchadora ex WWE elevaron el nivel sobre el ring a la espera de que la situación sanitaria mejorase, tanto en lo que a wrestling se refiere como al extrarradio.
Las claves para solucionar el embrollo
All Elite Wrestling necesita y la afición reclama una división femenina a la altura del resto del producto semanal, y para conseguirlo debe reservar más tiempo en directo para estas luchadoras. AEW Dynamite merece al menos dos combates con la plantilla de gladiadoras que cuenta, y una defensa titular mensual mínima de la campeona que esté desarrollada bajo un feudo elaborado, digno del cinturón. Que ponga sus esfuerzos en mejorar a su talento con minutos en pantalla, priorizando el show de los miércoles sobre YouTube, y usando Dark y la futura Elevation como zonas donde dar más rodaje y encontrar el enfoque perfecto para la diversidad de personajes que cuenta.
Una apuesta por las competidoras que ya cuenta y están disponibles en vez de esperar y alargar una situación insostenible por mucho que todo se haya puesto en contra. Incluso debería cambiar algún cromo con Impact Wrestling y traer a Jordynne Grace para superar el nivel actual de calidad, u ofrecer a Tay Conti un año en la empresa de Anthem como lo hace NJPW con sus Young Lion.
Es de vital importancia que encuentren a su Four Horsewomen particular que revolucione la cartelera y sea el motor del cambio que tanto precisa. Pilares de la división que ofrezcan espectáculo, calidad sobre el ring y eventualmente den un push a las estrellas emergentes. Y si los pilares no pueden aparecer, tener siempre a mano un plan B con el que evitar que lo conseguido se diluya.
Debe existir un compromiso claro para cerrar 2021 con una mejor división femenina y con la sensación de haberse trabajado sobre ello con los recursos disponibles, con combates más largos y torneos que mantengan su relevancia y la de sus ganadoras más allá del corto plazo, siendo parte exclusiva del show principal de AEW. Porque Tony Khan tiene las herramientas necesarias para que estas mujeres sean emblemas de una compañía que busca asaltar el cielo como la alternativa a la gran carpa circense que supone WWE.
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