El líder de Imperium WALTER abandonó su trono tras la segunda batalla en suelo WWE contra el zar Ilja Dragunov en el evento especial NXT TakeOver 36. 870 días, casi dos años y cinco meses después, su reinado terminó en una lucha donde la furia del ruso pudo con el temple y la mano derecha del austriaco. Desde aquel 22 de agosto no hemos vuelto a verlo en suelo americano o británico, donde aguarda paciente volver a los focos para poner fecha a la revancha o buscar un nuevo objetivo.
Por otro lado, NXT UK mantiene sus emisiones desde el estudio de BT Sport a pesar de que las restricciones se han relajado y la incidencia del coronavirus en Reino Unido refleja la convivencia bajo la exposición a la enfermedad. Un panorama favorable, con riesgos, para que el cuarto show de WWE retome sus giras y celebre grabaciones con público por todo el territorio británico. Además, la empresa ha comenzado a idear el calendario del año que viene, con rumores que apuntan a un PPV en Cardiff, por lo que la decisión de no sentir el calor de la grada parece contractual.
El presidente Nick Khan vería con buenos ojos atraer ciertos beneficios –aparte de las que ya reciben por la emisión televisiva en el país– con la venta de entradas y la exposición de las superestrellas en un evento especial como es NXT UK TakeOver. Sacar cierto rédito de NXT UK es necesario para la supervivencia del programa, puesto que el acuerdo de emisión con BT Sport y Channel 5 no sería suficiente como para cubrir los gastos de producción y mantenimiento de la plantilla. Sobre todo teniendo en cuenta que durante la pandemia no se celebraron nuevas grabaciones y se quedó en stand by, repitiendo enfrentamientos y añadiendo comentarios de los protagonistas a la espera de recuperar la normalidad.
A todo esto se suma la mayor de las necesidades: la de rentabilizar a WALTER, tanto como imán de espectadores por su condición de final boss como por el sentimiento de ser un pez grande en un estanque pequeño. El excampeón es un león enjaulado en un plató sin alma, que fuera de sus apariciones en NXT –y que en el actual NXT 2.0 no casa en absoluto frente a luchadores con poco recorrido en este nuevo planteamiento– no se ha sentido importante frente a una audiencia y que, por comparar, está al nivel de tener a Brock Lesnar luchando en el Thunderdome. Hubo rumores, falsas pistas… nada materializado en este presente.
NXT UK está lleno de grandes luchadores que pueden marcar la diferencia y recobrar las sensaciones que brindaba el show antes del coronavirus. Sin embargo, a pesar de que el contrato con BT Sport lo impida –siempre puede romperse–, un especial debe suceder, o que WALTER cambie de opinión. Su negativa a establecerse en Florida o ascender al roster principal limitan su futuro en WWE, y que si no hay sorpresa en la segunda noche del Draft continuará en la marca británica hasta que retomen las giras.
El público más casual apenas lo conoce y solo recuerdan de él aquella infame participación en Survivor Series 2019, quedando como un talento extraordinario de NXT que puede ofrecer una lucha de alto calibre solo para los verdaderos fans de la disciplina.
Pero Nick Khan puede ver en él un activo devaluado, un león que por fiero y espectacular que sea, por muchos ojos que traiga al circo de la cuarta división de la empresa, no genera lo que podría generar, y que su contrato es demasiado alto, prescindible ahora que no viste el oro en su cintura. Tampoco se vislumbra el regreso siquiera de un NXT TakeOver, ya sea en el mismo lugar donde se celebran los semanales o en grandes estadios alrededor de Estados Unidos. En cambio, si fuese parte del tour por Reino Unido o el programa de los jueves tuviese uno propio, su posición en la compañía estaría justificada.
WWE sabe que dejar marchar a WALTER significa que la escena independiente europea recupere a uno de sus mayores impulsores, que WxW pueda contar con él sin consultar con la oficina de Stamford. Una pérdida que el general de Imperium sentiría en lo económico pero que le permitiría viajar allá donde WWE no le ha permitido. Un león que vuelve a la sabana. Podría retomar su carrera en Japón y luchar en combates de ensueño, elevar a los talentos que intentaron llenar su hueco en su partida a los fueros de Vince McMahon o rearmar Ringkampf con Alex Tischer (Alexander Wolfe/Axeman) como su número dos y algunas nuevas caras de este estilo purista.
Hasta que esta encrucijada se resuelva, solo le queda anhelar por un futuro mejor, dejando combates con una audiencia pregrabada y limitada a diez sonidos, ordenada en su sentimiento y con la falta de uno de los elementos más necesarios en la industria del wrestling. En la pantalla se muestran personas huecas, inexpresivas, que viven con indiferencia lo que sucede sobre el ring. WALTER es un león enjaulado entre pantallas LED que anhela la sabana, sea un parque natural o la verdadera estepa africana.
A diferencia de los grandes felinos con dueños frágiles bajo una actitud autoritaria, este puede rugir donde quiera o donde se le permita, casi en igualdad de condiciones. La pelota, paradójicamente, está en ambos tejados, y solo queda esperar a ver si la celda se abre o el animal se escapa. Aunque repasando hechos recientes, ‘The Ring General’ volverá a pisar la árida tierra y los pastos dorados sin cercos.
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