¿Por qué fracasó NXT?

¿Por qué fracasó NXT?

Analizamos los principales motivos que llevaron a NXT al fracaso en 2021 y repasamos su historia.

Los territorios de desarrollo en WWE no son cosa nueva, las famosas canteras de la empresa más grande de lucha libre a nivel mundial han servido a través de los años para entrenar a quienes se convertirían en las más grandes estrellas de la compañía. Remontándonos a la Ohio Valley Wrestling (OVW), la popular compañía independiente de Louisville sirvió de territorio de desarrollo para WWE entre 2000 y 2008, la primera gran camada de esta compañía serían los pilares fundamentales de WWE durante la Ruthless Agression Era: John Cena, Brock Lesnar, Randy Orton, Batista, etc.

Posteriormente en 2007 se funda Florida Championship Wrestling (FCW) ya no como filial sino como principal centro de desarrollo para WWE, durante este período (2007-2012) varios luchadores que posteriormente pasarían a ser caras reconocidas en WWE tuvieron sus primeras andadas en la empresa McMahon; gente como Corey Graves, Jason Jordan, Antonio Cesaro, Seth Rollins, Paige, Kassius Ohno, entre otros; fueron caras reconocibles de FCW.

Durante este mismo período nacería un infame reality show en WWE para sustituir a ECW on SyFy. NXT se estrenó en esta cadena televisiva en febrero de 2010 con un formato un tanto extraño: novatos (conocidos como Rookies) y entrenadores (conocidos como Pros) competirían semanalmente en una serie de pruebas para ganar un contrato en alguna de las grandes marcas de WWE, Raw o SmackDown. Luego de unas cuantas temporadas y siendo un total fracaso en la cadena y en el gusto general de los fanáticos, WWE toma una decisión interesante; fusionar los conceptos antes mencionados, NXT con FCW se volverían uno solo, nace el programa que los fans más puristas de WWE amarían con locura: NXT Black & Gold; aunque faltarían algunos años para que esta se cimente como tal.

Durante sus primeros años, el show semanal era algo que solo los más allegados al producto conocían, la superestrella que más resaltaba era un joven Seth Rollins (conocido en las independientes como Tyler Black) quien se coronó primer campeón de este nuevo concepto, en el aspecto femenino se podía notar una diferencia interesante con respecto a la división presentada en Raw y SmackDown, el término «Diva» era poco utilizado y las luchadoras de la marca se esforzaban por ser más que una cara bonita: Paige, Emma, Charlotte, Bayley, Natalya y más, formaban una división mucho más atractiva a nivel de wrestling que las Divas en WWE.

Con el tiempo llegarían grandes contrataciones: Prince Devitt (ahora conocido como Finn Bálor) llegaba de NJPW como un rostro conocido, líder del Bullet Club, de ROH llega El Genérico (ahora Sami Zayn) y Kevin Steen (Kevin Owens) para continuar su historia de amor, odio y honor, y más. En la división femenina llegaron Sasha Banks, Becky Lynch, Dana Brooke, Nia Jax y más a cimentar lo que se venía viendo ya en años anteriores, en toda esta llegada de gente interesante, una plataforma de streaming llegaría a cambiarlo todo.

WWE Network debuta en febrero de 2014, WWE toma la decisión de transmitir semanalmente los shows de NXT y preparar especiales cada pocos meses para un público mundial que podía acceder a la plataforma, NXT se volvería de a poco en un fenómeno mundial, con luchadores que de a poco irían llegando del circuito independiente y otras empresas como Johnny Gargano, Austin Aries, The Revival, Asuka, Adam Cole (y toda Undisputed Era), Eric Young, Shinsuke Nakamura, Bobby Roode, Samoa Joe, Aleister Black y me quedo corto en grandes nombres. La visión de Triple H (encargado de la marca) era cada vez más notable, no pensaba en traer novatos a entrenarlos, sino en buscar veteranos para dar grandes luchas en una burbuja que, con cada año, se separaba más de la naturaleza de WWE.

El punto más alto llega en el último trimestre de 2019, cuando consiguen un contrato televisivo con USA Network (cadena que transmite Raw en Estados Unidos) para competir directamente con la recién fundada All Elite Wrestling (AEW). Tomasso Ciampa, Matt Riddle, Undisputed Era, Shayna Baszler, Candice LeRae, Finn Balor, Dakota Kai, Io Shirai, Velveteen Dream, Keith Lee, Pete Dunne, Damian Priest, Isaiah «Swerve» Scott, Bianca Belair y muchos más conformarían la que sería la mejor generación en la historia de la marca. Sin embargo, estos grandes nombres y los espectaculares shows que daban no les alcanzó para superar a AEW en audiencia, sin embargo, se daban números decentes para mantenerse al aire y ser esa botella de agua en el desierto para muchos en la programación de WWE junto a una creciente y prometedora NXT UK.

En marzo de 2020 empezaría el primer factor que llevaría a NXT al fracaso en varios aspectos: la pandemia. Esto no los obligó solo a cancelar dos NXT TakeOver que estaban muy cerca (NXT TakeOver: Tampa Bay y NXT UK TakeOver: Dublín) sino también a realizar los shows sin el público del Full Sail University, gran factor emoción para los luchadores y, el que considero es lo más importante, las contrataciones se congelaron. El público de la marca se acostumbró a la rotación continua de superestrellas y los bookers también; las rivalidades se alargaron y las luchas empezaron a repetirse, la gente poco a poco se fue cansando del producto que NXT Black & Gold daba en la pandemia, los ratings bajaban, obligó a la cadena a cambiar el día de transmisión a los martes y, para colmo, las constantes olas de despido y los malos manejos de las superestrellas ascendidas en 2020 y 2021 no jugaron un factor positivo para la marca.

Se vio el intento de Triple H por cambiar la mentalidad de Vince en cómo se debía llevar un producto de wrestling en plena tercera década del siglo XXI, y en un momento, parecía que lo estaba logrando, las historias mejoraron, los shows tenían auras interesantes, las luchas eran muy buenas (refiriéndome al último semestre de 2019 y primera mitad de 2020). En lo personal le doy este logro a la XFL (sí, la fallida liga de fútbol americano de Vince McMahon) recordemos que esta regresó a inicios de 2020 lo que tenía a Vince ocupado en esta situación, delegando varios de los shows a Paul Heyman y Triple H. Con la llegada de la pandemia y el cierre de la XFL, Vince regresó a la totalidad creativa en un estado que nunca se lo había visto antes, era hasta vergonzoso lo ridículamente mala que llegó a ser WWE en 2021 y 2022.

NXT no se salvó de este problema en el producto y, con el fracaso total del Black & Gold en 2021 y Triple H obligado a apartarse por problemas de salud, en septiembre debuta abruptamente un nuevo concepto totalmente renovado el infame NXT 2.0. Con el paso de los meses, las personas que ayudaron a Triple H en el B&G fueron despedidas, así como luchadores que no renovaron contratos o no los recontrataron. 2.0 fue recibido de manera hostil por los fanáticos de la marca, el cambio brusco de un show underground con heavy metal de fondo a uno colorido con hip hop genérico significó una falta de respeto para muchos. El rating se mantuvo bajo, pero ahora había un problema mayor, la demografía cambió, ya no era el público al que WWE apuntaba (jóvenes y preadolescentes) sino gente mayor a cincuenta años atraídos por la nueva aura sensual del programa, a parte el hecho de pasar de tener a luchadores experimentados dando grandes luchas a gente sin background de wrestling cometiendo errores semana a semana por su inexperiencia, apartó a mucha gente igualmente, era el segundo tropiezo de la marca el mismo año.

Ambos conceptos terminaron fracasando por distintas razones en una marca que parece está destinada a eso. Actualmente con el régimen de Triple H se está viviendo una transición en el programa, dejando de lado el 2.0 pero manteniendo a las superestrellas de esta, así como la estética, no han recuperado el público que perdieron los últimos años, veremos si regresa poco a poco.

Quisiera terminar con un comentario personal, sí, soy un enamorado del Black & Gold, pero del B&G del 2017/2018/2019/2020. De esa NXT que, sabiendo el poco alcance que tenía, hacía lo posible por dar un gran show, ese granito de esperanza en un mundo desolado; esa NXT que nos hizo amar la lucha libre, que nos hizo entender que en WWE también se pueden dar luchas 5 estrellas e historias memorables con grandes superestrellas que nos recuerdan por qué amamos este deporte.

Nunca entendí el concepto del 2.0 y la obsesión por mantener algo que no funcionaba, sin embargo, siempre he sido alguien positivo, y, como ahora, vivimos un gran momento en WWE gracias a Triple H. Tengo fe en que la NXT que tanto amábamos regresará algún día, un buen heavy metal sonando de fondo mientras el público grita con el corazón «NXT, NXT, NXT» sabiendo que están a punto de disfrutar de una de las mejores noches de su vida.

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