No podemos criticar a AEW

no podemos criticar a AEW, porque a nadie le conviene que lo hagamos.

No podemos criticar a AEW, porque a nadie le conviene que lo hagamos.

Durante los últimos años llegué a una conclusión un poco agridulce acerca de la empresa de Tony Khan, conocida como All Elite Wrestling. Dicha conclusión se basa en lo que he escuchado, he leído y he analizado del discurso constante que existe relacionado a esta empresa, y como parece ser una balanza que va de un lado a otro sin ninguna respuesta clara ni intento de que cambie. El paso de los años también me ayudó a desarrollar esta idea, al ser una consumidora de esta empresa desde su concepción y saber cómo es que funciona para bien y para mal. La idea que vengo a traer esta acompañada por un análisis de la situación actual de AEW, y como es que está recibiendo este 2024 entre medio de una incesante controversia.

Llegué a la conclusión de que no podemos criticar a AEW, porque a nadie le conviene que lo hagamos.

La crítica es una herramienta impresionante cuando logra un cambio. Hemos visto ejemplos de críticas constructivas que han logrado cambiar no solamente el destino de algo si no la percepción que tiene el público general. En el ámbito audiovisual, el mayor ejemplo de una crítica constructiva fue la película de Sonic y su espantoso diseño original, que fue cambiado para bien y que no solamente hizo que la película sea mucho más digerible si no que sea lo suficientemente entretenida como para tener una secuela (que la verdad esta muy buena) y otra en proyección. En la lucha libre, la crítica ha sido una herramienta que ha ayudado enormemente a la construcción de historias o al planteo de algunos personajes. El ejemplo más claro y reciente es la historia de Cody Rhodes, que a partir del “We Want Cody” tuvo un cambio de rumbo para mejor. La clave de una crítica es cuando esta tiene argumentos y evidencia clara, lo que para los que critican a la empresa de TK parece ser un desafío de proporciones bíblicas.

El reset de AEW

Yo para este sitio escribí una crítica de AEW hace un año aproximadamente donde señalaba que les faltaba “identidad”. Esa fue una crítica que buscó distanciarse del resto y plantear los problemas que tenía la empresa en ese momento (y algunos que sigue teniendo) para que mejore y que para los consumidores (o sea, la parte más importante a la hora de analizar un producto) se sientan bien representados. La idea general de esa crítica era remarcar la importancia de AEW en la industria y lo necesario que era que encuentren el lugar que tenían hace años. Lo que me encontré poco después de escribir esa crítica fue que AEW entendió el reclamo de la gente, y pudo identificar parte de sus problemas para que al siguiente año se plantee un reset absoluto de lo que se estaba viendo en pantalla. “World’s End” fue el punto clave donde comenzó esta nueva AEW que vemos hoy en día, y donde de a poco se está encontrando un norte. 

Este reset de AEW fue gracias a las críticas reales de fanáticos fieles al producto que se habían sentido insultados. Fanáticos que no sentían que AEW estaba haciendo esa revolución que planteaban al comienzo de su existencia y que simplemente estaban copiando formulas de otras empresas. Comparado al producto inicial, en 2023 no se encontraba un ápice de lo que hacia a AEW la alternativa en la industria de la lucha libre. La buena noticia es que parece ser que la empresa de TK ha encontrado parte de su identidad y lo que atrae a su público. Sus estrellas más grandes están involucradas en historias que cautivan, emocionan y que finalmente se pueden poner en el mismo nivel que aquellas de 2020 y 2021.

El desarrollo de luchadores como Swerve Strickland y su rivalidad con Hangman Page en base a la idea de que ambos están unidos por la sangre que derramaron en Full Gear me parece una de las historias más interesantes que ha tenido la compañía en un largo tiempo. Lo mismo puedo decir del rol de Samoa Joe como Campeón Mundial y el contraste que presenta con el retador Strickland, donde uno es violento y otro es sádico, provocando que el campeón tema por la integridad de su reinado al ver que se enfrenta a un tipo que disfruta el dolor. Lo que hacía a AEW interesante en sus comienzos era el nivel al que llegaban las historias, no solo por la profundidad que tenían, si no por la cantidad de detalles que podías señalar en el desarrollo a la gran lucha que finalizaba la rivalidad, o comenzaba un nuevo capítulo.

Problemas con soluciones simples

Aun si las falencias en la escena midcard se sienten (especialmente con el Campeonato de Tríos y el Internacional) AEW ha encontrado la manera de volver a crear programas interesantes para su Campeonato Mundial, y han estado desarrollando (finalmente) una división femenina con la que podemos señalar una proyección a futuro y un interés real de darles cierto protagonismo que espero se note en un aumento al tiempo de las luchas.

Seria genial que exista un esfuerzo real por plantear estas mismas narrativas con los otros campeonatos de la compañía, porque en el caso del Campeonato Internacional, este había presentado tintes de profundidad con el reinado de Orange Cassidy y el hecho de que el campeón se iba desgastando lucha por lucha, demostrándolo a través de su selling y el hecho de que estaba con vendas en todo el cuerpo. Si al menos no podes contar historias con otros campeonatos, podes hacer lo que estás haciendo con el Campeonato Continental, que será el campeonato del workhorse por lo que vimos con Eddie Kingston y por lo que se aproxima con Kazuchika Okada y PAC en la órbita.

En lo que respecta a las alianzas de AEW, la crítica que se les puede hacer es que están usando solamente un 10% del que podrían usar realmente, terminando en que conceptos como AEW y DDT trabajando juntas solamente sean sueños lúcidos o luchas sueltas en carteleras. Parte de lo que hacía a AEW interesante en sus comienzos era esta idea de que luchadores de todas partes podían encontrarse en un mismo lugar. Por eso las alianzas tienen un mayor potencial del que ya estamos viendo y pueden ser catalizadores de grandes épocas para una empresa. Especialmente con proyectos como Ring of Honor, que fuera de ser un cadáver andante y agonizante caminando por un desierto donde eventualmente le darán una botella de agua en forma de PPV presenta un potencial abismal para darle una plataforma a parte de estas alianzas. Lo bueno es que de a poco se está viendo algo como esto con la participación de STARDOM en Supercard of Honor y el hecho de que en Homenaje a Dos Leyendas dejaron caer a Stephanie Vaquer vs Willow Nightingale.

Hay otras críticas que se le pueden hacer a AEW, como el hecho de que han hecho subir al ring a luchadores que quizás no estén del todo preparados, o que no ha habido un interés real por profundizar en algunas historias más allá de lo que vimos durante el Continental Classic, y que deberían explotar aún más. Aunque bueno, de a poco se están recuperando de su sequía y están entendiendo lo importante que es añadirle capas a una storyline, con un enfoque mayor al desarrollo de los personajes gracias a las redes sociales. 

Porque si, en AEW se cuentan historias, y lo digo porque parece que hay gente que no lo sabe, o no tiene interés en saberlo porque está preocupada lamiéndole las botas a un millonario y compartiendo los mismos chistes quemados. O se vio realmente influenciada por la opinión de su youtuber de luchitas con una visión 100% OBJETIVA (hasta ahí) de lo que es la industria y esta repitiendo cosas que no sabe realmente. Y aquí comienza la segunda parte de este escrito, porque la primera fue, efectivamente, una crítica al producto de AEW en 2024 señalando lo bueno y lo malo que presenta, o lo que puede mejorar.

Controversia, clickbait y posverdad.

La segunda parte de este escrito se enfocara plenamente en otra crítica y en sí una reflexión a como se ha percibido a AEW en los últimos años, consecuencia de las constantes controversias que la rodean. Como dije al principio, no podemos criticar a AEW porque a nadie le conviene que lo hagamos. ¿A qué me refiero con esto? AEW es una empresa que desde su concepción ha recibido un trato que le quita mérito e importancia al cambio real que produjeron en la industria. Desde que la llamaron una empresa de camisetas, se ha visto una tendencia de desprestigiar a la marca de AEW y tratarla como una empresa de menor nivel. Esto ocasiona que toda crítica hacia AEW que presente fundamentos y una idea general de que es lo que tiene que mejorar se ignore porque es mucho más rentable decir que AEW es un caos, que Tony Khan es un cocainómano (se les caería la cara si supieran cuanta gente lo es en la sociedad) y que Adam Copeland fue a matar su carrera.

Por consecuencia, tienes incontables cuentas de redes sociales que presentan a AEW como una empresa caótica y como un circo al cual le faltan 5 años para cerrar, sin tomar en cuenta hechos objetivos como, no se, haber metido 82 mil personas en Wembley? O tener presencia internacional lo suficientemente grande como para colmar la Arena México que históricamente ha sido super partidista con los suyos? Con las últimas declaraciones de CM Punk la controversia se levantó de nuevo, y con la controversia vino el constante fatalismo que se presenta en la discusión alrededor de AEW desde su mera existencia, fatalismo que ha logrado penetrar en el inconsciente colectivo y ha creado una imagen de AEW como una empresa en la que y anotó:

No se cuentan historias, se botchea a cada rato, y le pagan a Dave Meltzer para que le de mas estrellas a las luchas de AEW.

Esta idea de la compañía se comparte por gente que no mira AEW y nunca la miro. Incluso ha llegado a irrumpir en el kayfabe de la compañía, porque hay muchos nombres en AEW que se han visto gravemente afectados por esta tormenta que algunos siguen perpetrando. Nombres como Hangman Page, que en su momento era la figura principal de AEW y un luchador que representaba más que nadie el mensaje original de “Cambiar el mundo de la lucha libre” y al cual todos veían como una estrella cuando le ganó a Kenny Omega en 2021 y se consagró como el babyface del momento. Ese luchador por culpa de personas que solamente se enfocan en lo diminuto y no en el verdadero desarrollo de personaje que tuvo desde 2022 ahora por inercia está volviéndose heel, porque AEW tomó ese reclamo real y esa consecuencia de lo que sería esa posverdad como una herramienta para construir el cambio a heel para Hangman, representado por su rivalidad con Swerve, donde el le dijo que le iba a sacar su lugar como la identidad de la compañía. 

¿Pero qué es exactamente el concepto de posverdad?

La posverdad o la mentira emotiva es una manera de distorsionar la realidad para que esta esté de acuerdo con nuestras emociones y sentimientos por encima de los hechos objetivos. No se busca la verdad, si no lo que queremos escuchar y lo que necesitamos. La posverdad influye en la opinión pública de tal manera que construye corrientes de discurso que más de una vez son solamente fake news y paranoia colectiva. Así, ideas extremistas tienen pies y cabeza porque los parlantes que las repiten son lo suficientemente fuertes para convertirlas en realidad. La lucha libre es una industria repleta de posverdades, porque en sí la lucha libre es la posverdad hecha deporte. Lo que vemos es guionizado, pero elegimos creer que es real en base a nuestras emociones y nuestros sentimientos.

Elegimos creer que Sami Zayn le puede ganar a GUNTHER, por ejemplo.

Para AEW, la posverdad existe desde su concepción, y los parlantes que las repiten son lo suficientemente fuertes como para ser ignorados. Últimamente, y aún con la mejora sustancial del producto comparado al 2023, los encargados de propagar cuanta mentira sea posible encontraron una justificación para hacerlo basándose en el hecho de que “AEW es una mala empresa que va a cerrar”, sin siquiera preocuparse por: Ver el show, o corroborar que lo que dicen es real. Por supuesto, si muchas personas te dicen que AEW no cuenta historias lo vas a creer, porque si repetís una mentira muchas veces se vuelve una realidad. Con el caso de AEW es mucho peor, porque parece que nadie en AEW puede decir nada de los ataques que reciben diariamente, pero los demás si pueden atacarlos sin consecuencias. Lo mismo se puede decir del trato que han tenido en los medios de wrestling en los últimos años, donde noticias como que AEW y NJPW no van a poder hacer Forbidden Door III en el Arthur Ashe por los costos de la arena son un reflejo que Khan se esta quedando sin dinero, cuando no hace daño hacer una búsqueda en Google y ver que el precio del yen esta desplomado, o que NJPW bookeo shows en Ryogoku, Chicago, Fukuoka y Taiwan, dándole bastante protagonismo a este ultimo por el hecho de que es un mercado que pueden explotar para su beneficio.

Esta evidente hipocresía se ha vuelto mucho más obvia con el paso de los meses, y específicamente con todo lo que se dijo de la empresa en estas últimas semanas. El mero hecho que se celebren las pullas de Punk y de Pat McAfee y se le quite merito a la única respuesta de los Young Bucks en 18 meses es suficiente indicativo de que todo esto que estoy exponiendo solamente es la punta del iceberg, porque la tormenta de negatividad hacia AEW no es cosa de ahora, ni de All Out 2022. Cada vez que se habla de AEW se la trata como la indie con dinero, la empresa que no llena los recintos, el circo de Khan, y poco (si no nulo) enfoque se le da a lo que realmente importa de AEW que es el producto en pantalla. Producto en pantalla que como dije ha presentado una mejora considerable comparado al año pasado, y donde se esta desarrollando un PPV (Dynasty) que busca cerrar algunos de los arcos que se han mostrado en estos meses.

Si estás leyendo esto y te sorprendiste por la profundidad de la historia de Swerve y Hangman, entonces esta posverdad logró su cometido, porque legítimamente hay personas que no saben la calidad de las historias que se han contado en la esfera principal de All Elite Wrestling entre el 2023 y el 2024. Hay gente que se quedo con esta idea de que no se cuentan historias en la empresa, cuando su manera de contar historias siempre ha sido representativa del valor que tienen como alternativa a lo que hay en el mercado. Porque la palabra clave es alternativa.

No lo digo yo, lo dice Swerve Strickland en una entrevista:

Si AEW mejora, la industria también.

Es más rentable decir que AEW es una basura en un video de YouTube con una miniatura clickbait y generar controversia a días de un PPV (que es lo que han estado haciendo) que preocuparse realmente porque AEW se mantenga en pie por lo importante que es para la industria de la lucha libre que una empresa así se mantenga. Porque para los trabajadores es muy importante tener más opciones donde puedan hacer mucho dinero y puedan vivir la vida que se merecen por el esfuerzo abismal que hacen en algo tan específico como la lucha libre, y con una paga garantizada. Si ya de por si la industria es extremadamente meritocrática, los luchadores deberían tener mayor cantidad de caminos con los cuales definir cuáles serán sus fuentes de ingreso y si tienen el tiempo para invertir en sus vidas personales.

Porque a nadie le sirve repetir modelos de negocio obsoletos que solamente existen para justificar la explotación laboral.

Es primordial como fanáticos respetar los gustos del otro y no atacar sin fundamento a empresas solo por existir. Si queremos que la lucha libre como industria se mantenga es importante criticar a las empresas y señalar que es lo que pueden mejorar, exponiendo los problemas reales que tienen y que siguen teniendo desde hace décadas. Así podemos seguir viviendo esta época dorada en múltiples compañías y tanto los consumidores como los trabajadores quedan satisfechos. De nada sirve atacar por atacar y pedir que una empresa cierre dejando a mucha gente sin trabajo. Como tampoco sirve dejar a gente lesionada sin sustento para luego recontratarlo como si de una simple ficha se tratara, como el caso de Anthony Henry. O ser directamente irresponsable con los vuelos de tus talentos, como el caso de The Boys, que no tuvieron una línea adecuada de comunicación con la empresa y luego se enteraron que habían sido despedidos en base a “cortes de presupuesto”.

Cortes de presupuesto que según nunca se iban a hacer, pero ahí tienen lo que merecen por confiar en multimillonarios. AEW tiene muchas cosas malas, y muchas cosas que mejorar, pero si nos preocupamos por lo que no nos debería importar, no va a haber una solución real para los incontables problemas reales que tiene. Por eso no conviene criticar a AEW. Porque nadie quiere hablar de los problemas reales que tiene la empresa y que en sí perpetúa la industria con el modo al que ha tratado a los trabajadores históricamente, donde gente como Triple H trata de “flojo” a Will Ospreay solo porque no quería ir a ser explotado a una empresa sin seguro médico, poniendo en duda la importancia que tiene como luchador. Y para su información, ni siquiera me gusta Ospreay como para señalar esto, el tema es que en este caso especifico, la declaración de Triple H es un insulto a los trabajadores.

Nadie quiere hablar de lo real, sino repetir mentiras sin fundamento que terminan siendo verdad y terminan por cuajar en la discusión incesante de un producto que legítimamente está mejorando. Por eso es que cosas como que AEW en realidad metió 72 mil personas en Wembley quedaron como una verdad innegable (cuando se comprobó que ese fue el conteo inicial) y cosas como que parte de la historia de Cody tiene que ver directamente con The Elite se las desprecia como una vil mentira (cuando pueden volver a ver que tan importante era Cody en 2018). Todos odiamos a los multimillonarios, pero multimillonarios en la industria hay dos, y me encantaría ver el mismo trato a Tony Khan por ser un imbécil y no responder lo de Chris Jericho que a WWE por ser consciente de los múltiples casos de abuso sexual a lo largo de su historia y encubrirlos para su propio beneficio. No lo se, me parece algo justo.

Y dejen de decir que AEW es como WCW en sus últimos años. Estamos hablando de una compañía que en sus últimos años tenia de main event a Mongo McMichael y de campeón mundial a David Arquette. Y eso ni siquiera fue la razón de su cierre y posterior venta. Cerro porque Ted Turner ya no tenia una posición prominente en las oficinas de Time Warner, por ende no podía justificar la existencia de un programa de lucha libre. Cuando Time Warner y AOL se fusionaron, Jamie Kellner fue el que le bajo el pulgar a WCW y la vendió. No fue por problemas creativos, fue por cambios de manejo. Necesitaba aclararlo porque también veo mucha gente diciendo que en 5 años cierra la compañía por algo insignificante como que The Acclaimed no suelta los títulos de Tríos (que ojala lo hagan). Dejen de aprender historia de wrestling de los documentales de WWE Network.

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