Hace tres años Buddy Murphy, quien fuera ‘The Best Kept Secret’, pasó a confirmar en su ciudad natal coronándose como Campeón Crucero que los meses de entrenamiento en el Performance Center habían dado sus frutos
Buddy Murphy es la prueba fehaciente de lo extenso y talentoso que es el vestuario de WWE. Faltos de tiempo para exponer su talento u olvidados tras olas de despidos, Drafts y subidas y bajas al roster principal, el que fuera discípulo de Seth Rollins ha vuelto a la posición que tanto luchó por escapar en 2017. Pero una vez fue grande, en su ciudad natal de Melbourne, donde el Melbourne Cricket Ground vivió su ascenso tan esperado en un pay per view que en forma era lo más cercano de ver un nuevo WrestleMania lejos de Estados Unidos.
Con la victoria de The IIconics contra Asuka y Naomi combates atrás, el desempeño sobre el ring del por entonces ‘The Juggernaut’ y Cedric Alexander se robó el show, solo disputado por el No Disqualification Match de Samoa Joe y AJ Styles por el Campeonato de WWE. Buddy Murphy opacó ante 70.309 personas según datos oficiales de la empresa un Super Show-Down que nunca olvidará. Pero para vencer un enfrentamiento debe haber una preparación previa, y para eso hay que echar la vista unos cuantos años antes.
Hace ocho años Buddy Murphy voló a Estados Unidos para unirse a WWE, concretamente NXT, la que por entonces era la marca de desarrollo de la compañía de entretenimiento deportivo. Emparejado con Wesley Blake, formaría un equipo que a ritmo de dubstep se alzaría dos años después de la rúbrica como Campeones por Parejas de NXT. En los 219 días de reinado vieron una aliada en Alexa Bliss, que abandonando la purpurina y la falda de animadora daría paso a una heel despiada en el micrófono y a una dura rival en el cuadrilátero a pesar de su baja estatura. Tras perder los campeonatos ante The Vaudevillains, el trío perdió la confianza que tenían el uno con el otro y separaron sus caminos, con Alexa Bliss, el mayor aliciente del grupo, subiendo al roster principal para pulir y mejorar su personaje hasta cotas antes impensables.
Previo a su desaparición, como competidor en solitario se midió a Shinsuke Nakamura, Tye Dillinger y Kota Ibushi, y selló el fin de Blake & Murphy en un cara a cara con su excompañero, aunque no se celebró por el ataque de Samoa Joe a ambos.
A partir de ahí, a Buddy Murphy solo se le podía seguir a través de sus redes sociales. Se cayó de la programación del show negro y dorado y no contaba para un posible ascenso a Raw o SmackDown. Sus apariciones se limitaban a los live shows de NXT, dando grandes combates contra luchadores como Aleister Black, Lio Rush, Andrade ‘Cien’ Almas, Kassius Ohno o Roderick Strong. De esta forma se ganó el sobrenombre de ‘The Best Kept Secret’ al luchar ante una audiencia reducida y exclusiva. Poco a poco fue subiendo vídeos de su progreso, su trabajo en el gimnasio y probando nuevos movimientos para su arsenal en el Performance Center. El cambio físico y luchístico estaba ahí, solo faltaba la llamada que diese al australiano la oportunidad de brillar.
De ‘The Best Kept Secret’ a ‘The Juggernaut’
El renovado Buddy Murphy consiguió recuperar su estatus en 2018 gracias a Drake Maverick, que lo trajo a 205 Live de cara al nuevo torneo para determinar al futuro poseedor del Campeonato Crucero de WWE que se coronaría en WrestleMania 34, vacante tras la suspensión y despido de Enzo Amore. Un año lejos de la programación compensado con duro trabajo que veía sus primeros brotes verdes. La elección vino gracias al cambio creativo en el seno del programa, que al mando de Triple H y Adam Pearce alzó más si cabe el buen nivel que desempeñaban en el encordado desde la creación del show.
Con un nuevo corte de pelo, la barba perfilada, un cuerpo de escándalo y un finisher renovado, nació ‘The Juggernaut’ para brindar al aficionado un elemento más al abanico de la división crucero: la fuerza. La técnica, la agilidad, el entretenimiento o el estilo de lucha libre mexicano estaban cubiertos, pero nadie había puesto al límite su cuerpo para bordear las 205 libras y ganar el músculo suficiente para mantener el pulso y superar a sus contrincantes. De ahí que cada semana hasta su primera contienda titular tuviera que subirse a la báscula para verificar que seguía bajo las restricciones de la división. A pesar de su debut en la competición con victoria contra Ariya Daivari, Mustafa Ali le venció en semifinales. Semanas más tarde consiguió alzarse como contendiente número uno, atacando dos semanas después al flamante nuevo campeón Cedric Alexander en la celebración de su victoria en WrestleMania 34 en el Heart vs Soul Match ante Ali. No obstante, su encuentro contra Cedric Alexander en Greatest Royal Rumble tuvo que retrasarse hasta finales de mayo al superar el peso límite; el rival fue Kalisto.
Incapaz de tumbar al campeón con sus rodillazos y fuerza, Buddy Murphy detuvo su ascenso y se entretuvo en feudos menores hasta la llegada de la nueva oportunidad mientras Hideo Itami y Drew Gulak buscaban destronar al alma de 205 Live. WWE celebraba Super Show-Down en Australia, concretamente en Melbourne, y entre las atracciones de la cartelera estaban las locales The IIconics y el propio Buddy Murphy. Con esta segunda oportunidad todo cambiaría.
Cuatro meses más tarde de su primer enfrentamiento, el australiano entraba en el Melbourne Cricket Ground con el rugido del público al escuchar su procedencia. Portando la bandera nacional en su cintura y motivado de cara al gran escenario –prueba de ello sería el primer vuelo hacia los aledaños–, la disputa fue ganando adeptos a medida que se usaban movimientos más espectaculares y se percibía un posible cambio titular.
El ‘quiropráctico’ lo tenía todo en su contra. El estadio, aunque era el face de la pelea, no estaba de su lado y Buddy Murphy llegaba con la ambición y las mismas ganas que la selección australiana en un mundial de rugby. Alexander cayó en la trampa en los primeros segundos, se llevó un rodillazo al mentón que casi sentencia el resultado. Cuenta de dos, vuelo hacia la rampa y se instaura la locura entre los asistentes con su héroe local de pie entre vítores y aplausos. Regresan al ring, Murphy vuelve a tumbar al campeón y controla a su rival con duras patadas a la espalda, buscando dañar la efectividad del Lumbar Check. El de Carolina del Norte reacciona, conecta unos cuantos golpes pero cae en un Sleeper Hold. Consigue revertirlo, pero ‘The Juggernaut’ no le deja ni un respiro, solo logrado tras un Michinoku Driver desde la tercera cuerda que llega a dos.
Cedric Alexander cambia el sentido del combate y comienza a dominar con unos cuantos movimientos que dejan presto a Buddy Murphy para recibir el Lumbar Check, pero su espalda no puede soportar el peso de levantar al de Melbourne. En un segundo intento el contendiente iguala el duelo y aplica una Powerbomb en el centro del cuadrilátero. No es suficiente.
Secuencia de striking, un intento de Murphy’s Law y Spanish Fly de Alexander que no llega más que a dos. E inmediatamente, con el máximo de adrenalina en su cuerpo, ejecuta el devastador Lumbar Check, el finisher del que ningún luchador se había salido. Pero en aquella noche no. Buddy Murphy prorroga el choque, la multitud lo celebra y el rostro del campeón crucero es un poema. Alexander sale de su asombro, busca el Springboard Clothesline pero el retador lo caza con un rodillazo que lo deja grogui y listo para recibir la Murphy’s Law. Cuenta de tres. El sueño se cumple.
El nuevo Campeón Crucero lo ha conseguido delante de su ciudad, de su público. De aquellos brotes verdes este árbol con cimientos fuertes, que confirma que aquellos meses de incertidumbre y duro trabajo en el Performance Center habían dado sus frutos. El resto es historia. ‘The Juggernaut’ manda en 205 Live.
Pero no todo dura por siempre. Buddy Murphy perdió el campeonato en su cuarta defensa ante Tony Nese en el Kickoff de WrestleMania 35 con el contador en 183 días. A partir de ahí pasó a SmackDown en el Superstar Shake-Up 2019 con dos combates contra Roman Reigns y Daniel Bryan, y participó en el King Of The Ring siendo derrotado por Mustafa Ali en la primera ronda. Dos meses más tarde cambió de aires en el Draft y se hizo un hueco en la marca roja como discípulo de Seth Rollins tras la rivalidad con Aleister Black, consiguió el Campeonato por Parejas de RAW con excampeón mundial y perdió el nombre para darle más fuerza a su apellido.
Sin embargo, el feudo con la familia Mysterio acabó por convertirse en una telenovela con tintes de película de terror de serie B. Descartado en el traslado a FOX, y con el despido de Akam y Rezar dejando herido de muerte el stable, las desavenencias entre mesías y discípulo terminaron de dividir a la dupla. Murphy se enfrentó dos veces a Seth Rollins y no volvió a tener regularidad en televisión con una storyline de por medio.
Un luchador que podría ser campeón de cualquier campeonato medio de la empresa y que ha demostrado con nota su habilidad y adaptación para comprenderse con cualquier compañero en la división por parejas. Uno más, otro talento en la cola del catering. Nuevamente, ‘The Best Kept Secret’. Otro que como Peyton Royce y Billie Kay dejaron todo por un sueño –se entendía el sacrificio desde el postcombate en Super Show-Down– a cumplir a miles de kilómetros de su hogar.
Lo bueno es que, sea lo que sea lo que el futuro le depare, entró en los anales de la historia al ser el primer australiano en vestir el oro en WWE. Una hazaña que no será un campeonato mundial, pero que da un reconocimiento exclusivo que cualquier aficionado aussie sabre apreciar. No obstante, a sus 32 años tiene por delante sus mejores años en la industria, en su prime, si la oportunidad se presenta. Además, le hizo sombra a un Triple H vs Undertaker en el main event, por mucho que fuera en su casa. ¿Cuántos pueden presumir de ello?
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