Está en el mejor momento de su carrera. Una evolución de dimensiones estratosféricas. Su hora ha llegado y es el nuevo rostro de WWE. Drew McIntyre está aquí.
En este momento, gran parte de los aficionados a la WWE y al wrestling en general, nos acordamos de aquel Drew McIntyre inmaduro, jobber y cómico de 3MB. Ese escocés que salía junto a Jinder Mahal y Heath Slater simulando que tocaba una guitarra, no parecía que tuviese ningún futuro.
Simplemente era un wrestler que saldría al ring para hacer algo gracioso y recibir un squash. Un auténtico jobber. Nadie creía en Drew en esa época (entre 2012 y 2014). Ninguno esperaba que el escocés lograse algo o que se posicionase incluso en el mid card.
Salió de la empresa de Vince y tras tres años por la escena independiente (en 2014, tras salir de WWE, debutó en EVOLVE y los dos años posteriores y una parte de 2017, la pasó en Total Nonstop Action Wrestling) volvió a la empresa puntera en la industria.
Lo hizo en NXT donde ganó el campeonato principal de la marca amarilla al que por aquel entonces se hacía llamar Bobby Roode. Ostentó el título durante 112 días hasta que lo perdió frente a la nueva cara de los latinos, Andrade. Estuvo 5 meses de baja después de sufrir una lesión en los bíceps. Esa lesión se produjo precisamente en el combate frente al mexicano.
Volvió y llegó al roster principal en el Superstar Shake-up de 2018, formando equipo con Dolph Ziggler. Durante esa época, los aficionados ya habían apreciado su increíble y notoria evolución con respecto a su anterior etapa en la empresa (desde que volvió a NXT ya se había notado).
Un Drew McIntyre más hecho, más maduro, más seguro. Un luchador que había mejorado mucho sus cualidades en el ring; con unos movimientos que nos dejaban a todos sin palabras. Nadie pensaba que esto se produjese.
El escocés ofrecía unos combates que rozaban el sobresaliente (algunos) y la gran mayoría estaban en el notable.
Un personaje sádico al que le causaba placer el provocar daño. Golpes a rivales que los podían haber dejado muy mal parados.
Todos recordamos cuando le clavó a Jon Moxley un lápiz en el ojo. Bordaba su personaje, y si además añadimos que daba grandes luchas, tenemos un gran wrestler sin duda.
Pero algo faltaba. No se le estaba dando el protagonismo que él requería. Drew McIntyre lo había ganado y el universo de la WWE lo demandaba.
“Tus deseos son órdenes”, reflejó la empresa en Royal Rumble 2020 cuando el psicópata escocés ganó la batalla real; pero la realidad era que habían tardado mucho tiempo en darse cuenta de lo que querían los aficionados. Situación similar a la de Kofi Kingston antes de ganar el Campeonato de WWE. Parecía que los directivos y el chairman tenían una venda en los ojos y no veían la realidad. Drew McIntyre era la realidad.
Ganar la batalla real después de aplicarle un Claymore a Brock Lesnar para eliminarlo y de sacar del ring por encima de la tercera cuerda a Reigns, era lo que necesitaba. Se había consagrado en ese momento. Era su hora, después de un largo trabajo y mucho sacrificio.
Ganó a Lesnar en WrestleMania 36, en un evento atípico debido a la situación que estamos viviendo. Un combate frenético en el que si pestañeabas te perdías algo. Sobrevivió a ‘The Beast’ y llegó a la cima para conseguir lo que más ansiaba.
Es el futuro, pero también el presente. Le ha dado un soplo de aire fresco a Raw y sobre todo al Campeonato Mundial de la WWE. Un cambio espectacular durante 6 años para ver a un Drew McIntyre convincente y con los objetivos claros. Veremos cómo se desarrolla su reinado, pero estas dos últimas semanas han sido buenas. Imponente, letal y dominante para vencer a sus rivales.
Grandes segmentos con la nueva facción mexicana de Andrade venciendo con contundencia a todos sus miembros. Drew McIntyre convence en el ring y eso es fundamental. Sabe lo que tiene que hacer en todo momento.
Su actual rivalidad con ‘The Monday Night Messiah’ Seth Rollins puede ser muy interesante. Calidad para dar y regalar. Dos maestros en lo que hacen. Sería muy perjudicial para ‘The Scottish Psychopath’ perder el título a las primeras de cambio. No creo que ocurra esto y parece que lo de Drew McIntyre es un proyecto a largo plazo.
Nos gusta este Drew y no poco, sino mucho. Enamora en el ring.
Es la nueva cara de la compañía. Su historia ya se ha empezado a escribir y por el bien del wrestling esperemos que el nombre de Drew McIntyre no desaparezca nunca de los libros de historia de este espectáculo.
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