De Seth Rollins no te puedes fiar

Royal Rumble, una de las noches más emocionantes para los fanáticos de WWE, resuena con la risa de Seth Rollins la decisión de otorgar a Brock Lesnar y Ronda Rousey los main event de WrestleMania 38. Nuestro gozo en el pozo, una vez más, pensando que la idea sería apostar por el talento joven o revivir a una antigua superestrella con ansia de volver a cubrirse con el oro

De Seth Rollins no te puedes fiar

Uno no puede olvidarse de la asquerosa risa de Seth Rollins en cada programa en el que aparece. Sus pintas, sus gestos, su arrogancia, esa villanesca carcajada… Fácil de odiar, pero que conoce dónde darte para emocionarte. Ya no es ese face bonachón, así que esos momentos quedan para su trabajo en el ring… o en las entrevistas. Y es que al ponerse frente a un micrófono sin el logotipo de WWE se convierte en el máximo embajador de la compañía, intentando mostrar sus fortalezas y lo bien que lo hacen todo. Lo que en otros ámbitos, hablando en plata, se llama ser un pelota.

En conversaciones con la cadena de radio talkSPORT el pasado jueves, el múltiples veces campeón mundial comentó a qué luchador le gustaría ver ganando el Royal Rumble. Procedió a mencionar unos cuantos nombres interesantes como Brock Lesnar y Roman Reigns, pero se explayó en las nuevas y talentosas superestrellas que podrían «llegar al estrellato» con esta oportunidad y que asciendan como «el nuevo top face»: Riddle, Finn Balor, Chad Gable, Montez Ford. También sugiere a Randy Orton, y casualmente se olvida de su recién formada amistad con Kevin Owens.

Teniendo esto presente y sabiendo que es como buscar los tres pies al gato, sería excelente que Seth Rollins haya jugado a lanzar el nombre del ganador masculino, oculto entre las nueve opciones dadas –Owens y él si leemos entre líneas– y se ha quedado a la espera de ver nuestra reacción. Al otro lado nosotros, dándonos cuenta de qué versión teníamos delante, si la del defensor de WWE o el ‘Freakin’ Rollins riendo el último.

La empresa de Vince McMahon se ha debatido constantemente entre el push a una estrella joven y la consolidación de la historia hacia WrestleMania 38. Con Bianca Belair, Drew McIntyre y Roman Reigns como ejemplos en la historia reciente de lo primero, y Triple H, Charlotte Flair y Edge de lo segundo, anoche demostró que lo sucedido en los últimos años era solo un espejismo.

¿Y cuál fue la decisión?

Darles el Royal Rumble a Ronda Rousey y Brock Lesnar. Dos decisiones que han creado más enemistad que el Benidorm Fest entre los fans de Rigoberta Bandini y Tanxugueiras, básicamente tirando del mismo libro a la hora de bookearlos. Entran tarde, barren, quedan dos, despachan al rival con facilidad. Por lo tanto, Seth Rollins se ríe de nosotros, y queda claro que no nos podemos fiar de él.

Estos dos ‘final bosses’ no tienen ninguna necesidad de estar dentro de la lucha con otras 29 superestrellas, ya pueden ser los main eventers con solo desearlo. Nos quedamos sin AJ Styles y Kevin Owens en una segunda vida o a Rhea Ripley y Shayna Baszler reflotando después de un año –o varios en caso de la especialista en MMA– en la sombra.  

WWE apuesta por sus dos mayores estrellas para asegurarse dos combates memorables en WrestleMania 38 y reforzar dos historias que, aunque no lo necesitaban por ser quienes eran, les da el empaque suficiente para que sea coherente. Luego se preguntarán por qué no crean nuevo talento. Lo mismo es que lo que les importa es que se hable de ellos. Bad Bunny y Johnny Knoxville participan en el Royal Rumble para promocionarse un poco, que da para unos minutos en un programa matinal de televisión, unas visitas en alguna página web y un tema que hablar entre los seguidores de San Benito y el líder de Jackass. Y ya está. El resto del show, paja.

Brock Lesnar vuelve a ganar un Royal Rumble igual que ganó el maletín del Money In The Bank, sin apenas esfuerzo y casi sin merecerlo. Todo por resolver el parche de Day 1 por el positivo de Roman Reigns. Ronda Rousey se presenta en Royal Rumble como ya hizo en 2018 para opacar al resto, cuando más se le necesita y a la vez cuando menos por la diversidad de nuevo talento en Bianca Belair y Rhea Ripley. Todo con la risa de Seth Rollins de fondo.

Quien lleva en esto años sabe de qué pie cojea WWE, pero sorprende que a pesar de los cambios, las decisiones controvertidas y las nuevas caras, todo siga igual en estos aspectos. Será que el aficionado tiene que aprender que esto no va de él, sino de aquel que viene de pasada. Que la fidelidad no se cuida, que tu opinión no importa.

La carcajada histriónica de Seth Rollins es la de los principales creativos, esos que se colocan alrededor de Vince McMahon y pronuncian el ‘sí’ con aprecio y adulación. No es el fin del mundo, sigue siendo disfrutable, pero la confusión se apodera de uno y no sabe si es culpa suya. «¿Debería aceptarlo a ciegas? ¿Aprobar que nunca va a ser de mi gusto, sino de lo que ellos impongan?». Ja, ja, ja, ja, ja, ja.


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